el trabajo de cruz roja

"A veces van al médico sólo para hablar y buscando apoyo"

  • Los voluntarios que atienden a los migrantes del Kiko Narváez cuentan sus experiencias desde el 17 de junio

Migrantes colaborando con los voluntarios de Cruz Roja en el transporte de mercancías, el pasado viernes.

Migrantes colaborando con los voluntarios de Cruz Roja en el transporte de mercancías, el pasado viernes. / Pascual

Elpolideportivo Kiko Narváez continúa como albergue temporal de migrantes desde que llegasen por primera vez el pasado 17 de junio. Allí, técnicos, traductores, personal médico y voluntarios de la Cruz Roja, entre otros, los asisten con dedicación. La dureza de la jornada marca la cantidad de personal presente en las instalaciones. Se organizan por turnos e, incluso, acuden en días alternos. Sin embargo, nunca es suficiente. La difícil situación requiere de más voluntarios, sobre todo, aquellos que entiendan idiomas. "Tenemos compañeras que sí hablan francés, pero se necesitan más voluntarios que puedan hablar este idioma para que nos expliquen lo que les pasa y poder ayudarles. Ellos no saben español, aprenden rápido, pero no a ese nivel", explican.

Un lugar de paso donde, por regla general, están unos pocos días mientras se organiza su traslado a otros lugares en los que poder encontrar un trabajo o reunificarse con familiares y amigos. Los destinos preferentes de los migrantes se encuentran en países tales como Francia, Alemania y Holanda. Sin embargo, la situación se muestra complicada debido al colapso que sufren los Centros de Internamiento para Extranjeros. "Vienen 40 ó 50 todos los días y no podemos abarcarlos aquí porque no caben, entonces se empiezan a distribuir por toda España pero no hay sitio. Además no tienen papeles, son irregulares. No les puedes dar un trabajo, pero tampoco los puedes echar, ni quieres. Se pasan como dos años en una situación muy irregular", asegura el personal médico del polideportivo. Por tanto, a pesar del trabajo que ejercen la Cruz Roja y las oenegés, se presenta una coyuntura difícil de llevar.

Más precaria aún eran las circunstancias a las que estos migrantes tenían que hacer frente en su país. Un joven senegalés de veinte años manifiesta que la dificultad económica y la dura situación que afrontaba en su país hicieron que tomase la decisión de viajar a España. "Me encuentro bien aquí en Jerez, pero en mi cabeza solo está encontrar trabajo para ayudar a mi familia", declara a este medio.

En el polideportivo cubren sus necesidades básicas a través del dispositivo alimentario y social que les proporciona Cruz Roja. "Dentro toman el desayuno, la comida y la cena, se duchan, les damos ropa, así como una cama donde dormir", expone Rocío, voluntaria de esta institución humanitaria. Se les facilita también un teléfono para que puedan comunicarse con la familia que han dejado en su país. Además cuentan con un servicio sanitario. Éste consiste en una consulta todas las mañanas y a veces, por la tarde, dependiendo del número total de personal. Los migrantes acuden al consultorio por demanda propia y están clasificados en dos grupos en función de su gravedad, que marca el orden en que deben ser atendidos.

"Se les da una primera atención médica, como un médico de familia más bien. Si hay algo urgente normalmente se manda una ambulancia al centro de salud o al hospital", explica el personal médico. Lo común, es que acudan por dolores musculares ocasionados por el viaje, aunque también asisten a la consulta simplemente para hablar, buscando apoyo y compañía. "Vienen como estresados, muy agobiados. Se trata de darles un poco de calma y transmitirles que se va a solucionar un poco todo", cuentan.

Pueden salir y entrar libremente de las instalaciones, no están retenidos, pero normalmente se quedan en el entorno, pendientes de que se resuelva su destino. Ellos mismos colaboran con el voluntariado, se muestran inquietos y con ganas de ayudar en cada momento, a pesar del cansancio. Se sienten agradecidos con el personal, "algunos vienen a la consulta tan solo a decirnos que se encuentran mejor que el día anterior", comenta la doctora. Asimismo, entre ellos mismos buscan compañía y apoyo, crean una familia muy rápido y se intentan ayudar los unos a los otros.

Sin duda, todo el personal que colabora en el polideportivo Kiko Narváez está ejerciendo una gran labor social hacia estos migrantes recién llegados que tanta ayuda necesitan. Todos los voluntarios coinciden en algo, en la evolución que muestran todos desde que llegaron a estas instalaciones. Sin embargo, la difícil situación a la que se enfrentan, hace que toda ayuda sea poca y que aún quede mucho por hacer para que consigan un futuro digno.

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