Provincia de Cádiz

Al menos dos muertos más

  • Vuelca una patera entre Roche (Conil) y la Loma del Puerco (Chiclana) casi en el momento del desembarco · 22 inmigrantes lograron salvar sus vidas · Guardia Civil y Salvamento rastrean la zona

En esta ocasión la tragedia sucedió a plena luz, casi al mediodía de una jornada soleada en la que sólo se notaba la calima y una leve brisa del Sur. Poco más de veinte días después de que en Nochevieja una zódiac naufragase frente a la playa de Zahora (Barbate) dejando ocho muertos, una patera de madera con al menos 24 inmigrantes a bordo, volcaba a escasos cien metros de la orilla de la Playa de El Puerco, cerca de la de Roche, en Conil, alrededor de las 11.15 de la mañana. Dos de sus ocupantes aparecieron muertos, ahogados, una media hora después de tan dramático desembarco a unos trescientos metros, ya en el término municipal de Chiclana. Al menos otros 22 consiguieron tocar tierra sanos y salvos, según confirmaron anoche fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Cádiz. Pero lo peor es que al cierre de esta información no se tenía todavía constancia del destino que corrieron el resto de sus ocupantes. Este periódico pudo saber de fuentes cercanas al dispositivo de búsqueda que en un principio se hablaba de que en la patera navegaban 35 ocupantes. Luego, de ser cierta esta estimación, hay alrededor de una decena de personas cuya suerte se desconoce. Ni siquiera se sabe si están vivos o muertos. De hecho, bien caída la noche cundía el rumor no confirmado de que podría haberse hallado un tercer cadáver. No obstante, fuentes institucionales desmintieron anoche esa información. Según difundió ayer una cadena de radio, desde el helicóptero de Salvamento Marítimo Helimer Andalucía se habrían avistado algunos bultos en el mar poco tiempo después de rescatar los dos cadáveres, pero la aeronave tuvo que regresar a su base de Jerez para repostar. En cualquier caso, otros tres helicópteros participaron en la operación de búsqueda.

La tragedia se produjo poco antes de las 11.15 horas, cuando la central de emergencias del 112 reciba la llamada de una persona que desde lo alto de la Loma de El Puerco, muy cerca de Novo Sancti Petri, ve con sus propios ojos como vuelca la patera, relataron a este periódico fuentes de la Subdelegación del Gobierno. Se activa entonces el helicóptero de Salvamento Marítimo Helimer Andalucía, la salvamar Dhube, el helicóptero de la Guardia Civil y patrullas terrestres de Conil, Chiclana y Vejer. También se da cuenta de la situación a la Armada, que envía a la zona uno de sus helicópteros. Por último, el 061 activó su aeronave. Los cadáveres tuvieron que recuperarse desde el aire porque la salvamar no tenía calado suficiente.

En tierra, tumbados en la arena, exhaustos, los agentes del Instituto Armado encontraron a cuatro de los ocupantes de la patera. Más tarde se localizaron a otros 16 que habían conseguido subir el acantilado, atravesar el matorral y adentrarse en el pinar. Ya por la tarde, a eso de las 18.30 horas, a la altura del apartahotel Tartessus, se detuvo a otros dos. Todos fueron atendidos por voluntarios de Cruz Roja de Chiclana. El rastreo prosiguió con la participación de un grupo de buzos de la Guardia Civil.

Pero la de Conil-Chiclana no fue la única embarcación que arribó ayer a la Janda. Apenas cinco minutos después de que se recibiera la llamada al 112, las cámaras del Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) sí que detectaban esta vez una segunda patera a unas ocho millas al través de Barbate con unos 29 inmigrantes a bordo. Hasta allí se desplazaron la patrullera Alcotán y la salvamar Alkaid. Todos fueron trasladados, con síntomas de hipotermia, pero sanos y salvos, hasta el puerto de Barbate.

A pie de playa, la escena no podía ser más representativa del dramático abismo que separa Marruecos de Europa. A quienes se juegan la vida por un futuro mejor de quienes se tuestan al sol, hasta en enero, en los hoteles de cinco estrellas superlujo de Novo Sancti Petri. Atléticos turistas nórdicos que acababan de tomar su lunch paseaban despreocupados cerca de los dos cadáveres y a lo largo del reguero de ropa, enseres y comida que dejó el naufragio, una vez que la Policía Judicial retiró documentación y móviles. Entre ellos, seguramente, estaba el modesto equipaje que llevaban los dos fallecidos en mochilas impermeabilizadas en precario con cinta de embalar.

Chubasqueros, camisetas, una bombona de butano, bolsas de plástico repletas de higos y dátiles, latas de sardinas, paquetes de cigarrillos Marquises y una barra de mortadela. Lo esencial para sobrevivir en el monte el primer día de una nueva vida, después de recuperarse de las vomitonas de la peligrosa travesía. Pero sobre todo había zapatos, muchos zapatos, de respuesto, secos, que te permitan correr por el matorral hasta estar a salvo. Zapatillas de deporte de todos los colores, botas, mocasines de calle, grandes, medianos y pequeños, muchos de ellos con aspecto de recién comprados para el día señalado. Hasta cuatro pares se probó un operario que trabajaba en la retirada de la patera. Sobre todo le gustó un par de deportivas de las que aparecen en la foto de arriba. Se las llevó. Nadie sabrá nunca si eran de alguno de los dos hombres jóvenes ahogados.

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