Provincia de Cádiz

Ni unos están tan eufóricos......ni los otros están tan hundidos

  • La elección de los nuevos ministros aporta una gran dosis de tranquilidad a unos socialistas gaditanos que después de la investidura de Pedro Sánchez temían una radicalización del partido al son de la batuta de Podemosl El PP gaditano se encamina unido hacia la renovación abierta tras la dimisión de Rajoy con el convencimiento de que lo peor ya ha pasado y orgulloso de una militancia que suma más de 200 afiliados en solo una semana

No, no es que los estados de ánimos estén parejos, ni muchísimo menos, porque la militancia del PSOE en la provincia Cádiz está contenta y mira al futuro con cierto optimismo mientras que la del PP se lame las heridas en silencio sumida en una tristeza evidente. Pero ni unos ni otros llegan a los polos más extremos porque, curiosamente, ni los socialistas están tan eufóricos, ni los populares están tan hundidos como desde fuera pudiera sospecharse.

Después de una de las semanas más convulsas que se recuerdan en el panorama político nacional, con el debate de otra moción de censura, la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa, la dimisión fulminante de Mariano Rajoy de todos sus cargos públicos y orgánicos y la toma de posesión de un Gobierno cuando menos sorprendente, tocaba tomar el pulso a ambas militancias, la del PSOE y la del PP, en la provincia de Cádiz. Y entre lo que piensan en un bando y lo que piensan en el otro hay muchas diferencias, obvio, pero también dos coincidencias.

La primera es evidente, y es la incertidumbre, porque pocos se atreven a vaticinar qué va a suceder en el futuro, ni siquiera a corto plazo, con una política nacional tan cambiante y con un Gobierno que está en una minoría indiscutible en las Cortes Generales. Pero la segunda coincidencia no deja de sorprender y es que ni socialistas ni populares quieren elecciones generales muy pronto, unos porque quieren afianzar antes su acción de gobierno y mostrarlo desde el escaparte de La Moncloa, y otros porque previamente a esa batalla electoral precisan rearmar el partido desde la fortaleza que imprima un nuevo líder. Y es que, ya se sabe, en el bipartidismo los polos se atraen. Y dejar en fuera de juego a Ciudadanos y a Podemos es un dulce que a los dos partidos considerados hasta ahora grandes, no amarga en absoluto.

Antes de nada hay que aclarar que este PSOE de Cádiz ya no es el de antes. Y es que poco o nada queda de ese partido en el que sus dirigentes se despellejaban en la plaza del pueblo al mediodía y a la vista de todos. Ahora nadie da la cara cuando tiene que hablar de sus dirigentes, ni siquiera, curiosamente, cuando pintan oros, como sucede en la actualidad. Es la técnica de siempre del PP que desde hace un tiempo el PSOE -el andaluz y el provincial- está copiando al dedillo. La obsesión es que no se visualice el más mínimo atisbo de disputa interna, una estrategia que quizás sea buena para las siglas pero no para los medios de comunicación.

Desde ese anonimato los socialistas dicen estar contentos, satisfechos, tranquilos, optimistas e incluso radiantes, que es el calificativo más altisonante que aportan los militantes del PSOE gaditano consultados por este medio en los últimos días. Muy pocos están eufóricos, y es que ese adjetivo queda reservado en exclusiva para los pedristas, una corriente que a día de hoy sigue siendo bastante minoritaria en el conjunto del socialismo gaditano. Y el mejor ejemplo de que no existe tal euforia es que la secretaria general del partido, Irene García, aún no ha abierto la boca. Ni ha dado una rueda de prensa, ni ha remitido un comunicado en referencia al nuevo presidente del Gobierno cuando ha pasado ya una semana de la investidura. Realmente insólito.

Un veterano socialista jandeño, ya alejado de los cargos públicos, explica perfectamente su estado de ánimo: "Yo estoy tranquilo y contento, porque cuando en este país no están ni Cristóbal Montoro, ni Fátima Báñez de ministros, creo que nadie puede sentirse mal. Pero tampoco estoy exultante porque el Gobierno de Pedro Sánchez está cogido en el Congreso con alfileres, los apoyos que tiene me parece que son muy traicioneros y el PP y Podemos lo van a intentar crujir. El nuevo Gobierno va a poder hacer pocas cosas", resume con cierto pesar antes de venirse arriba con una frase que los socialistas están repitiendo estos días hasta la saciedad: "Pero Sánchez ha conformado un Consejo de Ministros que ilusiona mucho".

El Consejo de Ministros. Ahí está sin duda la clave de las altas dosis de tranquilidad que en estos últimos días parece haberse asentado en el sentir socialista. Si cuando se consumó la investidura de Pedro Sánchez a más de uno le temblaban las piernas temiendo que su líder bailara al son de la batuta de Podemos, cuando se fueron conociendo nombres como los de Borrell, Pedro Duque o Grande-Marlaska, el optimismo fue haciéndose un hueco. "Cuando una persona sabe rodearse de gente que es más inteligente, gana en credibilidad", reflexiona otro socialista que ya es un militante de a pie y que tampoco votó a Pedro Sánchez en las primarias de hace un año.

En el PSOE de Cádiz se tiene el convencimiento de que la elección de los integrantes del nuevo Gobierno ha sido un proceso muy pensado y que supone, de manera directa o indirecta, una bofetada sin manos tanto para el PP como para Podemos. "Como Rajoy nos había dicho que gobernábamos con independentistas, pues toma, Borrell; y como decían que estábamos con los amigos de los terroristas, pues toma, el juez Grande-Marlaska; y a los de Podemos les callamos la boca con más Europa, y además metemos en el Consejo de Ministros más feminismo, y más LGTBIQ, y más ecología, y más innovación, que son todas señas inequívocas de los progresistas", apostilla otro socialista que cree que este Consejo de Ministros es "la mejor vacuna contra el populismo".

El populismo para los socialistas es Podemos, y Podemos es el elemento del que, una vez finiquitado Rajoy, quiere huir a partir de ahora el PSOE. Los socialistas saben que es un futurible aliado en la izquierda de cara a las elecciones del próximo años -pensando en las municipales, claro, porque en las andaluzas ese hipotético acuerdo se da por imposible- pero también saben que es el único partido que les puede disputar la hegemonía en este segmento ideológico. Y si Pedro Sánchez lo hace bien, con guiños a los colectivos de izquierdas mediante políticas claras y realizables -véase el fin de la ley mordaza, una nueva reforma laboral o la universalidad de la sanidad-, los socialistas de Cádiz entienden que le irán ganando a Podemos parte del terreno que la formación morada empezó a ocupar cuando irrumpió hace cuatro años. Es más, el socialismo está convencido de que esa reconquista ya está algo avanzada. "Yo a Pablo Iglesias no lo podía ver, sobre todo desde aquella referencia tan sucia que hizo sobre Felipe González, los GAL y la cal viva. Pero ahora me cae mejor, porque no sabe el daño que le ha hecho a su partido con su casoplón de 600.000 euros. Que siga por ese camino que va magnífico", esgrime tirando de ironía un veterano dirigente del socialismo gaditano que, al igual que muchos otros, aterrizaron casi sin querer en el susanismo tras pertenecer varias décadas a la rama oficialista del partido.

Con la vista puesta en unos primeros meses de Gobierno que se presumen cruciales para descubrir si Pedro Sánchez puede afianzarse o no en la Presidencia, y con la tranquilidad que da pensar que este relevo en La Moncloa en ningún cosa resta votos al PSOE sino más bien todo lo contrario, los socialistas esperan acontecimientos sabedores de que el principal riesgo para su partido tiene un nombre claro: Cataluña. Y es que en las filas de este partido se teme que los independentistas vuelvan a las andadas y que el Gobierno no pueda o no quiera plantarles cara con firmeza. "Yo me imagino que alguna contrapartida se habrá negociado con los catalanes y con los vascos, porque ellos no te dan su apoyo gratuitamente. Y no me extrañaría que salieran en libertad los consejeros catalanes que están encarcelados o que se aprobara un acercamiento de los presos vascos a su tierra. Pero eso vamos a tener que explicarlo muy bien y no va a ser fácil", apostilla una joven militante socialista asentada en la Bahía de Cádiz y que subraya con contundencia que "si el PSOE mantiene en su nombre la E de Español será por algo".

Y esta última frase tiene su contrapeso en el PP, que insiste en autoproclamarse como "la mejor garantía para el futuro de España". Porque en las filas populares está asentada la teoría de que el país tiene varias amenazas encima, que la unidad territorial está en claro peligro, y que Pedro Sánchez no será capaz de plantar cara.

Tristes pero unidos. Así es como el Partido Popular encara en la provincia de Cádiz este nuevo tiempo político. Y no están en estado de shock, que conste. Un cargo del partido lo explica de una manera muy original: "En estado de shock nos quedamos en 2004, cuando Zapatero ganó las elecciones. Ese año nos tuvieron que sacar del ring en camilla e inconscientes, pero ahora nos hemos puesto de pie cuando el árbitro todavía estaba contando".

En las filas del PP hay unidad, sí, pero no existe el pensamiento único. Y hay quienes aplauden el "gesto" de Rajoy de dimitir de todos sus cargos, mientras otros opinan que tendría que haberlo hecho antes; y hay quienes defienden que el partido cierre cuanto antes sus heridas con la elección de un nuevo líder, al contrario que otros que ven una "oportunidad de oro" poder renovarse desde la oposición y que reclaman un debate más profundo que incluya cambios en las estructuras del partido y que huya del dedazo; y hay quienes opinan que a partir de hoy al PSOE y a Ciudadanos no hay que darles ni agua, frente a otros que estiman que hay que llegar a acuerdos con estos partidos siempre que sea por el bien de España.

En lo que sí coinciden todos los cargos del PP es en hacer una defensa a ultranza de una militancia "que es nuestro mejor aval, porque ha aguantado lo indecible estos años", afirma una voz autorizada del partido. Y un militante de una población pequeña de la provincia amplía esa frase: "Es que estos años íbamos a los pueblos y en muchos sitios nos insultaban, poniéndonos a todos de ladrones, algo muy doloroso cuando muchos de nosotros no hemos estado jamás en un cargo público y no lo vamos a estar nunca".

Y esta misma persona enriquece su reflexión argumentando que, a su entender, lo peor para su partido "ya ha pasado" pero que la reacción de Rajoy ha llegado tarde. "Es que nos dijeron hace tiempo que teníamos cáncer y ni siquiera fuimos al médico", añade.

De momento lo que el PP está viviendo es un aluvión de nuevos afiliados, con más de 200 personas que se han sumado a este proyecto en la provincia en apenas una semana. La explicación, según los populares, está en la "indignación" que ha provocado en la opinión pública "ver cómo Pedro Sánchez y el PSOE se alían con quien sea, incluso con los independentistas, con Podemos y con los amigos de los terroristas, para hacerse con un Gobierno que no le dieron los ciudadanos con sus votos".

Así están los ánimos a día de hoy en las militancias gaditanas del PSOE y del PP cuando, salvo que Susana Díaz o Pedro Sánchez digan lo contrario, restan nueve meses para que se abra un duro calendario con cuatro citas electorales -andaluzas, municipales, europeas y generales- en el plazo de poco más de un año. Y en el camino que va a las urnas, en el PSOE repiten la frase de que las siglas de este partido "al fin vuelven a sumar más que a restar", mientras que los populares intentar recuperar su autoestima autoconvenciéndose de que hoy siguen siendo el partido de los gaditanos "porque, aunque a muchos les duela, el PP ganó las últimas elecciones en la provincia de Cádiz, y las ganó con holgura", enfatizan.

Pero para medir las fuerzas de unos y de otros faltan todavía nueve meses. Y en política, como se ha demostrado una vez más en los últimos días, nueve meses es una eternidad.

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