Provincia de Cádiz

Viñedo ecológico de lo más puntero

  • Peter Maurer apuesta por la biodiversidad para mantener a raya las plagas en su viña de uvas tintas, en plena vendimia desde ayer

Las uvas tintas entran en campaña. Tras el inicio de la recolección el martes de varietales blancas no amparadas por la Denominación de Origen del jerez, ayer comenzó la 'vendimia roja' con la corta de las primeras tintas en la zona, en concreto la Pinot Noir con la que Peter Maurer elabora el único monovarietal de esta uva a la altura del mar, que como el resto de miembros de la familia de tintos de este ingeniero agrónomo presume de tener certificación ecológica.

El calor de los últimos días ha precipitado la vendimia en el viñedo de Maurer, una pequeña finca en el pago de Don Melendo, dentro del término municipal de Lebrija, en la que hay plantadas dos hectáreas con las variedades Pinot Noir, Petit Verdot, Syrah y Merlot que dan lugar a cuatro tintos ecológicos: Los monovarietales de Pinot Noir y Petit Verdot que este jerezano de adopción de origen alemán comercializa con su nombre; y los dos coupages embotellados bajo la marca De Raíz y De Raíz Selección.

La apuesta de Maurer por la viticultura ecológica se tambaleó a las primeras de cambio, allá por el año 2010, cuando la primera cosecha de su viñedo se vio afectada por una plaga de araña roja que cerca estuvo de hacerle renunciar. De hecho, explica, se dio de baja como productor ecológico porque la parcela está rodeada de campos de algodón, en los que prolifera esta especie, pero cuando estaba a punto de tirar de un producto químico, una viticultora le recomendó el uso de un ácaro para combatir la plaga, y funcionó. "Producción ecológica no significa libre de plagas, sino tenerlas controladas", detalla Maurer, quien al año siguiente observó que la araña roja hizo acto de aparición, pero bajo control.

A partir de ahí, el hasta hace escasas semanas jefe de los servicios técnicos de Asaja-Cádiz, ya prejubilado, retomó con más fuerza si cabe la producción ecológica, que este año le ha llevado a dar un paso más para disminuir la utilización de productos autorizados para el tratamiento del viñedo y preservar la biodiversidad.

Dentro de la producción ecológica se permite el uso de multitud de sustancias que aunque no son nocivas para la salud, acaban con todo organismo vivo en el campo, entre ellos los depredadores útiles para poner freno a las plagas, explica José María Mateos, director de la Estación de Viticultura que, entre otros muchos viticultores, asesora a Maurer desde el principio.

La finca de este ingeniero agrónomo sirve de campo de ensayo para una de las primeras experiencias prácticas para fomentar la biodiversidad a través de un entorno microbiológico que impulsa la Estación dirigida por Mateos a fin de eliminar el uso de cobre para combatir el hongo del mildiu.

Bruselas le ha declarado la guerra al cobre y en un futuro próximo hará lo propio con el azufre -el antídoto contra el oidio, que en un año muy húmedo ha encontrado las condiciones idóneas para su proliferación en el viñedo-, por lo que los avances en microbiología para el control natural de las plagas y enfermedades se antojan fundamentales, señala Mateos. "La idea es crear un bosque de microbios, en este caso con humus de lombriz, que favorece la diversidad biológica, ya que sólo ataca al mildiu" y según Maurer, "los resultados en este primer año son muy buenos".

Maurer y Mateos son firmes defensores de las técnicas actuales de producción ecológica, que en el caso de la uva ofrecen gran calidad, con más concentración y sabor, sin tener sobreproducción. "Antiguamente se usaban pesticidas, pero la calidad de los vinos ecológicos era infumable. Ahora se paga por tomates y frutas ecológicas, y la uva no es ninguna excepción", señalan.

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