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Mujeres, profesionales del campo

  • Cada vez son más los casos de mujeres que se incorporan a cargos importantes de la actividad agropecuaria. La mujer siempre ha tenido un papel relevante en el mundo rural pero poco reconocido y valorado. Tres mujeres cuentan su experiencia

Mujeres, profesionales del campo.

Mujeres, profesionales del campo.

Un vistazo rápido al sector agropecuario da cuenta de que la gran mayoría de los que se dedican, a día de hoy, al campo son hombres, pero poco a poco la mujer se va integrando. Para ser sinceros, siempre ha estado aunque en un papel en la sombra y ahora, las jóvenes acceden a puestos de relevancia en las explotaciones, las llevan y se sienten plenas e identificadas con el mundo rural.

En Asaja Cádiz cada vez son más las que también entran a formar parte de la sus órganos directivos, tres ejemplos, en tres comarcas diferentes y dedicadas a sectores distintos son: Paola del Castillo, María del Mar Ferral e Isabel Mateos.

Las mujeres, profesionales del campo. Las mujeres, profesionales del campo.

Las mujeres, profesionales del campo.

Paola del Castillo es bastante conocida para los del sector y muy conocida en Asaja, lleva 13 años dedicados a gestionar una finca ganadera del Campo de Gibraltar, enclavada en Tarifa. Llegó sin más remedio, tras la muerte de su padre y una docena de años después se siente plenamente identificada con la actividad. No ha sido fácil, “he aprendido a base de palos” y, precisamente esos choques son lo que, con ella misma cuenta le han hecho crecer. “Ahora es cuando veo los primeros frutos de todos estos años, tengo una mejor ganadería y más producción” y para llegar hasta aquí ha sido un camino lleno de equivocaciones”. Otro papel que compagina con su actividad es la presidencia de Asaja-Joven, la sectorial nacional que se ha encargado de promocionar y poner en contacto a los recién incorporados al sector y que tiene por delante un gran evento, el congreso nacional que este año se celebrará los días 3 y 4 de abril con el leitmotiv de la innovación y la previsible presencia del Rey Felipe VI. También ha sido vicepresidenta del CEJA en Bruselas.

María del Mar Ferral, con su hijo en brazos en el campo. María del Mar Ferral, con su hijo en brazos en el campo.

María del Mar Ferral, con su hijo en brazos en el campo.

El mismo espíritu de comodidad siente María del Mar Ferral que lleva 23 años trabajando en la empresa agrícola de su familia dedicada a olivar, trigo, girasol, viña y garbanzos y ubicada en la Campiña, cerca de Jerez. “Si dejara el campo ya nos sabría a qué dedicarme”, confiesa y prosigue “cada vez me gusta más, me siento más cómoda y estoy más implicada” aunque aprovecha para indicar que cuanto más pasan los años, mayor es la burocracia y más complicada es la oficina de los agricultores “los papeles no se terminan nunca”, asegura. Otro punto de vista fundamental que defiende Ferral es que, en sus palabras: “Los agricultores y ganaderos que vengan y muchos de los que están se van a tener que acostumbrar a que el campo no termina en la explotación, yo lo he vivido con el aceite, no vale con tener el mejor aceite hay que hacer marketing, saber venderlo, buscar distribuidores y en ese camino vamos a estar todos si queremos que nuestros productos alcancen el precio que se merecen”.

En la Sierra se encuentra Isabel Mateos, una mujer que ha dedicado su vida al campo desde que tiene uso de razón, “a los siete ya ayudaba a mi padre y nunca he dejado de estar en el campo”, relata. Con producción ganadera de cabras, gallinas y un huerto dice emplear mucho esfuerzo en sacar el trabajo adelante pero “estoy en lo que me gusta”.

No hay tantos trabajadores que lleguen a la conclusión que llegan estas tres profesionales del campo, que al terminar el día hacen lo que les gusta y que el trabajo les llena y lo mejor es que en eso no hay diferencia entre hombres y mujeres, el campo atrapa y satisface.