El alcalde de Vejer renuncia al Parlamento de Andalucía

José Ortiz, no sin mi pueblo

  • La decisión del regidor vejeriego de anteponer la Alcaldía a la Cámara andaluza no ha dejado indiferente a nadie

  • Lo que para unos es una decisión atípica pero honrada se convierte en un fraude electoral para muchos 

José Ortiz y Pablo Casado, fotografiados el pasado verano con Vejer al fondo.

José Ortiz y Pablo Casado, fotografiados el pasado verano con Vejer al fondo. / Javi Moreno

“Yo, como cualquier ciudadano, no entiendo lo de José Ortiz. ¿Para qué se presenta si sabe que esa norma existe, aprobada en el Parlamento? ¿O es que creía que iba a ganar? Pues en la provincia el PP ha sido la cuarta fuerza política. Lo que ha hecho es un engaño a la ciudadanía”. Esta reflexión la hizo el pasado miércoles en El Puerto el aún vicepresidente de la Junta de Andalucía y quien fuera cabeza de lista del PSOE por Cádiz en las pasadas elecciones andaluzas, Manuel Jiménez Barrios. Es una postura muy partidista, obviamente, pero lo curioso es que los pensamientos de este socialista chiclanero han sido compartidos en los últimos días por muchos gaditanos e incluso por muchos votantes del PP y por algún dirigente de este partido, aunque ninguno ha osado abrir la boca en público.

La decisión que ha tomado Ortiz es bien conocida. Después de ser obligado a regañadientes a liderar la lista del PP por Cádiz a las elecciones autonómicas, el escrutinio, como era de esperar, le reservó un escaño en el Parlamento de Andalucía para la nueva legislatura que arrancará en apenas dos semanas. Pero el pasado martes ya confirmó de manera oficial lo que había desvelado pocos días antes a sus vecinos de Vejer en un acto público: que no sería parlamentario ya que esa responsabilidad es incompatible con el cargo de alcalde de su pueblo que viene asumiendo desde el año 2011, y siempre con una cómoda mayoría absoluta.

Ortiz seguirá por tanto como alcalde de Vejer, se presentará a la reelección en las municipales de finales de mayo y seguirá de secretario general del Grupo Popular en el Senado donde, a diferencia del Parlamento andaluz, no existe incompatibilidad para que un alcalde pueda ocupar un escaño.

Ciertamente la decisión de Ortiz de renunciar al Parlamento andaluz después de una intensa campaña en la que ha puesto su cara en los carteles como cabeza de lista por Cádiz, es insólita en esta provincia. Y las reacciones no se han hecho esperar. Hay quienes comparten al dedillo las reflexiones de Jiménez Barrios, acusando al regidor vejeriego de haber engañado a todos los gaditanos que el 2 de diciembre depositaron la papeleta del PP en las urnas. Pero también hay quienes entienden que esta postura es atípica pero honrada, al preferir la Alcaldía de su pueblo a una carrera política en el Parlamento andaluz y, quién sabe, si también en la Junta de Andalucía. Y una reflexión objetiva de la situación invita a pensar que ambas reacciones, la de los anti-Ortiz y la de los pro-Ortiz, tienen parte de verdad y parte de mentira.

Porque se puede hablar de fraude electoral o, al menos, de haber defraudado a los votantes del PP en estos comicios. Pero eso se vería con más nitidez si José Ortiz se hubiera erigido como un reclamo electoral evidente. Hubiera sido un fraude más clamoroso si años atrás el PP hubiera presentado en ese puesto a aquella Teófila Martínez que arrasaba en Cádiz rozando la veintena de concejales o si, por ejemplo, Podemos hubiera apostado en esta ocasión por Kichi, que hubiera sido indiscutiblemente mejor cabeza de cartel que Ángela Aguilera, aún a sabiendas de que no renunciarían con posterioridad a la Alcaldía de la capital.

Pero, ¿cuántos votos de más ha aportado Ortiz al PP en estas elecciones? Salvo su tirón indiscutible en Vejer, única localidad de la provincia que el 2-D vivió una victoria electoral de los populares, ¿ha logrado Ortiz más votos de los que hubiera conseguido el PP si hubiera situado como cabeza de lista por Cádiz a Antonio Sanz, Ana Mestre o Antonio Saldaña, por poner algunos ejemplos? Lo lógico es pensar que no. Y eso conlleva que las acusaciones de fraude chirríen al menos un poco.

Pero tampoco parece tan claro que el regidor vejeriego se haya convertido en un adalid de la honradez o de la sencillez solamente por anteponer la Alcaldía de su pueblo al Parlamento andaluz. Puede que esos sean realmente sus sentimientos, porque siempre se ha posicionado a favor de seguir en Vejer, pero es que José Ortiz sí podrá compatibilizar su bastón de regidor con sus actuales responsabilidades en el Senado, donde no hay que olvidar que es el número dos de su partido –es secretario general del Grupo Popular–, con los beneficios económicos y el peso político que ello le reporta.

Entre las frases que ha dicho Ortiz en las últimas semanas hay varias verdades como, por ejemplo, que él se negó en un principio a liderar la lista del PP por Cádiz pero que fue obligado por el propio Pablo Casado. Y también es cierto que desde un primer momento siempre dijo a los dirigentes de su partido que no estaba por la labor de renunciar a la Alcaldía de Vejer.

Los planes de Ortiz pasaban, después del 2-D, por renunciar a la Alcaldía, seguir de concejal, coger su escaño en el Parlamento andaluz, que el PP y Ciudadanos negociaran y sacaran adelante en poco tiempo una reforma de la ley andaluza de incompatibilidades políticas y, de este modo, poder presentarse a alcalde de nuevo en mayo. Pero el PP andaluz, sabedor de que Ciudadanos ha defendido esas incompatibilidades en otras comunidades autonómicas, no está por la labor de sacar este tema a la palestra en las negociaciones con sus más que probables socios de gobierno en Andalucía.

Así las cosas, todo invita a pensar que lo que ha sucedido en el PP en los últimos días, con las renuncias primero de José Ortiz y luego de Juan Ignacio Zoido a sus actas de parlamentarios andaluces, forma parte más bien de un cambio en la estrategia política diseñada por el presidente nacional de este partido. Y es que da la impresión de que Pablo Casado había colocado a sus afines en Andalucía en las listas electorales para garantizarse el control del Grupo Popular en la Cámara andaluza para el día después de que Juanma Moreno se estrellara en las urnas una vez más. Pero el escrutinio lo cambió todo, la Presidencia de la Junta está ahora más cerca que nunca y a Moreno no hay que inmolarlo ya en la plaza del pueblo. De ahí que Casado haya cambiado su táctica sobre el tablero y haya decidido desplazar a sus dos alfiles andaluces a Madrid, porque es en el Congreso y en el Senado donde se avecina la nueva batalla política.

En toda esta reflexión hay una idea que no se puede olvidar en ningún momento y es que Casado confía ciegamente en José Ortiz. El presidente nacional del PP tiene claro que el alcalde de Vejer es su principal hombre de confianza en la provincia y uno de sus referentes en el conjunto de Andalucía. Hasta hubo quien pensó en él como futurible consejero o incluso vicepresidente segundo en el caso de que cuajara ese gobierno de coalición PP-Ciudadanos.

Como apenas tiene 35 años de edad, Ortiz sabe que tiene futuro político por delante, sobre todo si Pablo Casado se mantiene en la presidencia nacional del PP. Es más, en el partido hay quienes ven a Ortiz como relevo natural de Antonio Sanz en la presidencia provincial. Pero este relevo, si algún día se diera, no sería de manera inminente. Porque hay unas elecciones municipales a medio plazo y, sobre todo, porque la dirección nacional del Partido Popular ha dado órdenes expresas a sus dirigentes: nada de cambios, ni de rencillas internas, ni de levantar manos, ni de dar codazos, ni de hacer ruido. Ahora lo único que le importa a este partido es cerrar un gobierno de coalición con Ciudadanos y hacer historia en Andalucía.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios