Tribuna

FRANCISCO J. fERRARO

Miembro del Consejo Editorial del Grupo Joly

La sima atlántica se profundiza

La desigual capacidad adaptativa de la economía y las instituciones aumentan la brecha económica entre EEUU y la UE con la crisis del coronavirus

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La sima atlántica se profundiza

Estados Unidos supera a Europa Occidental en PIB por habitante desde inicios del siglo XX entre un 10 y un 60%, diferencia que se acentúa en fases de crisis, como en el entorno de las guerras mundiales o, más recientemente, tras la Gran Recesión de 2008, iniciada en Estados Unidos con la crisis de las hipotecas basura, pero a la que hizo frente con mayor resolución que la Unión Europea, que fue incapaz de formular una política económica eficaz e integrada. Ahora, de nuevo, la crisis del coronavirus parece que aumentará la brecha económica.

La pandemia se extendió inicialmente por Europa, pero las laxas medidas de protección de Donald Trump facilitaron que en Estados Unidos sus efectos se intensificasen en abril, y que pronto liderase los contagios y fallecimientos mundiales. Sin embargo, la puesta en marcha del proceso de vacunación ha cambiado notablemente la intensidad de los contagios y de los fallecimientos a ambos lados del Atlántico por la generalizada campaña de vacunación estadounidense frente a los rebrotes y la errada política de la Comisión Europea en la compra de las vacunas, lo que a la postre está siendo determinante para el control de la pandemia y para la recuperación económica.

El impacto económico de la pandemia fue de gran intensidad en los dos primeros trimestres de 2020 a ambas orillas del Atlántico, con cierta recuperación en el tercer trimestre, pero mientras en el cuarto trimestre EEUU continuó la recuperación, la UE de nuevo experimentó una contracción como consecuencia de las nuevas medidas restrictivas por los rebrotes de la pandemia, resultando el balance anual con una caída diferenciada (-6,6% del PIB en la UE, frente al -3,5% en EEUU). Y el primer trimestre de 2021 se ha intensificado la recuperación en EEUU, mientras que la UE habrá experimentado una nueva contracción intertrimestral, lo que probablemente determinará un balance desigual en 2021.

En cuanto a la política económica, la política monetaria expansiva de los bancos centrales ha sido semejante, pero la política fiscal, aunque coincidente en sus objetivos, ha diferido en su intensidad y diligencia. La Comisión Europea actuó con rapidez para liberar a los países de las estrictas reglas fiscales, lo que permitió que se adoptasen políticas nacionales de apoyo a las empresas, autónomos y al empleo de diversa entidad, pero, frente a la decidida política federal de estímulos económicos de Estados Unidos en 2020 (más de 3 billones de dólares en ayudas directas a las familias, autónomos, desempleados y empresas), el programa de recuperación y transformación económica Next Generation (NGEU), aprobado en julio con 750.000 millones de euros, difícilmente se empezará a ejecutar antes del otoño por la necesidad de ratificación de los 27 países (tras superarse el escollo del Tribunal Constitucional de Alemania quedan diez países por ratificarlo), y por el complejo proceso de formulación, negociación y aprobación de los programas nacionales (el plazo de presentación de los programas termina el día 30 de este mes, pero no se espera que lo cumplan todos los países), por lo que su impacto económico en 2021 será muy reducido en el mejor de los casos.

Por el contrario, en EEUU el presidente Joe Biden ha irrumpido con una agenda reformista de una entidad inesperada, lo que reduce la relevancia del programa NGEU: un plan de estímulo de 1,9 billones de dólares, lo que se suma a los paquetes fiscales de 2020, y a lo que pretende añadir un extraordinario programa de reconstrucción y modernización de las infraestructuras de 2 billones de dólares. Además, mientras en Europa empiezan a oírse opiniones sobre la necesidad de poner freno a la política expansiva del BCE, el presidente de la Reserva Federal ha asegurado que los tipos de interés no subirán antes de 2024 aunque la economía norteamericana se encuentre en clara fase de expansión.Un panorama económico y político económico desigual que, según el FMI, va a determinar que EEUU termine 2022 con un nivel de PIB un 6% superior a 2019, mientras que la UE es posible que no lo haya recuperado, ahondando de nuevo la brecha.

¿A qué se debe este comportamiento diferencial de respuesta a las crisis? Los factores explicativos son sin duda muy variados, pero entre ellos se debe destacar la desigual flexibilidad y capacidad adaptativa de las economías y las instituciones. Como analizan Acemoglu y Robinson en su conocida obra Por qué fracasan los países, la resistencia a adaptar el marco normativo a los cambios sociales y económicos, la falta de incentivos de los gobernantes para abordar reformas por sus costes políticos y la resistencia social a los cambios (las más de las veces por incomprensión o por defender privilegios) están en la base del estancamiento de los países.

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