Tribuna

Manuel Pezzi

Presidente del PSOE de Andalucía

4-D: protagonista el pueblo andaluz

4-D: protagonista el pueblo andaluz 4-D: protagonista el pueblo andaluz

4-D: protagonista el pueblo andaluz / rosell

Muerto el dictador, los distintos territorios de España retoman su agenda de reivindicaciones. En Andalucía empezamos a reorganizar los sindicatos, partidos políticos para poner a punto nuestro modelo autonómico, esperando los resultados de las elecciones democráticas. Las diputaciones provinciales crearon en 1976 un Ente Regional, que se constituiría como Mancomunidad Interprovincial de Andalucía, a pesar de las renuencias y desapego de Granada y Almería. El arrojo por ocupar el espacio regional por parte de los presidentes de las diputaciones, conscientes de que su tiempo político estaba caducado, los llevó incluso, el 23 de febrero de 1977, a reconocer la bandera verde y blanca símbolo de la Región. La última reunión de esta Comisión fue en Granada, días antes de las primeras elecciones democráticas en las que el ganador fue Suárez con 165 diputados, seguido por el PSOE con 118. La ciudadanía reconocía al PSOE como partido hegemónico en la izquierda. En Andalucía, el resultado fue favorable al PSOE con 27 diputados.

Similares resultados en el Senado (13 PSOE y 12 UCD) con la ventaja de que las candidaturas independientes y las del PSP-US -7 senadores- se ubicaban en la izquierda. Así, la Asamblea de parlamentarios de Andalucía que se quería impulsar quedó constituida con 53 diputados y senadores de izquierda frente a 38 de la UCD. Un hecho fundamental para comprender el proceso que se inicia. La primera reunión en la Diputación de Sevilla en 1977 institucionalizaba por unanimidad la Asamblea y nombraba una Comisión Permanente de 18 miembros que sugirieron a partidos políticos, organizaciones sindicales y movimientos ciudadanos la conveniencia de organizar una "movilización de masas para afirmar la voluntad autonómica de Andalucía". José Aguilar avanzaba en El País que el 4 de diciembre podría convertirse en el Día de Andalucía por acuerdo de PSOE, UCD, PCE, ID, PSA, PTE y ORT. Fecha en la que se celebrarían las manifestaciones en las ocho capitales. El 25 de noviembre, los parlamentarios confirman que aquel 4-D tendría lugar las manifestaciones. A esta cita se sumaron partidos extraparlamentarios, organizaciones sindicales y empresariales, medios, vecinos y representantes de la Iglesia.

Casi dos millones de personas se movilizaron pidiendo autonomía e instituciones propias para salir del subdesarrollo. En las capitales una marea humana inundaba calles con banderas improvisadas blancas y verdes. Era la expresión palpable del canto de Quilapayún, "El pueblo unido jamás será vencido". Andalucía sacó músculo. Estábamos sin perspectiva. Queríamos ver en el horizonte de la democracia instaurada un futuro, una salida del subdesarrollo, trabajo, escuelas, universidades, sanidad gratuita… Solo el vil asesinato de García Caparrós rompió esa fiesta, hundiendo a miles de personas en la extrañeza y la indignación, al asumir que el franquismo estaba latente. Aquel 4-D era el Día de Andalucía y siguió siéndolo en 1978, cuando se firma el Pacto de Antequera. El 3 de abril de 1979 se celebraron las primeras municipales y se ratificó el respaldo a la izquierda en las principales ciudades reestructurándose el ente preautonómico con la incorporación de los presidentes de las diputaciones y eligiendo a Rafael Escuredo como presidente, en sustitución de Plácido Fernández Viagas.

El 2 de diciembre se repitieron las manifestaciones, con altercados graves en varias provincias, sin la participación ya de la UCD, cuyo Gobierno ponía trabas a la autonomía. La ruptura del camino unitario iniciado el 4-D generó crispación e incomprensión en el pueblo andaluz que, liderado por el presidente Escuredo, mantuvo la tensión política para obligar a que Suárez aceptara las demandas de un referéndum autonómico por el 151 de la Constitución el 28 de febrero de 1980. Este proceso obligó a un heroico camino, frente a la incomprensión del Gobierno, el rechazo de Alianza Popular y el torpedeo de los burócratas que acortaron el proceso electoral. Redactaron una pregunta incomprensible para la ciudadanía, no dieron los medios para campañas institucionales y presionaron para incumplir las condiciones previas. Fue un esfuerzo sobrehumano el conseguir que el referéndum se ganara en todas las provincias, a excepción de Almería. Ello tras una campaña desmovilizadora y el soniquete "Andaluz, este no es tu referéndum", que las derechas multiplicaban. Este proceso por ganar el referéndum volcó el foco sobre ese 28-F, que pasó a ser considerado el Día de Andalucía. Es precisamente ese día cuando la Asamblea de Parlamentarios aprueba el Proyecto de Estatuto de Autonomía (Estatuto de Carmona). Y finalmente el de 2007 proclama que el Día de Andalucía es el 28 de febrero, ratificado en referéndum.

Desde el 4-D hasta las primeras elecciones al Parlamento hay un recorrido político enrevesado que pudo resolverse por el liderazgo y la fortaleza del pueblo andaluz que no cejó en su convicción de que quería autonomía plena. Respeto merece el pueblo que nos señaló aquel día el camino correcto y no podemos desviarnos de su mandato.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios