Tribuna

Óscar eimil

Jurista

Sostuvo el doctor Sánchez

Sostuvo el doctor Sánchez. Sostuvo el doctor Sánchez.

Sostuvo el doctor Sánchez. / Rosell

Se discute animadamente estos días por el país, con mucha coña marinera y bastante cachondeo, si nuestro presidente del Gobierno es o no es un fraude verdadero.

Comencemos, pues, por lo primero: el concepto, para que después comprueben ustedes, si les parece, su encaje en todo esto: fraude es todo comportamiento que, por ser contrario a la verdad y a la rectitud, y causar un perjuicio a alguien, resulta del todo reprobable.

Sostuvo Sánchez hace un par de años: "No pactaré con el populismo. El final del populismo es la Venezuela de Chaves, la pobreza y las cartillas de racionamiento." Hoy, el muy honesto doctor ha pactado las cosas del comer con Podemos, con las consecuencias futuras que muchos nos tememos.

Sostuvo también Sánchez: "Solo habrá regeneración en este país cuando sepamos los nombres y apellidos de todas las personas que se han acogido a la amnistía fiscal. Si no lo hacen ustedes, lo haremos nosotros cuando lleguemos al Gobierno". Hace muy poco tiempo ha dicho en el Parlamento que los nombres de los defraudadores, ni olerlos.

Sostuvo además en la rueda de prensa que convocó inmediatamente después de registrar su moción de censura: "Aspiro a formar un Gobierno transitorio que convoque elecciones cuanto antes". En su primera entrevista, tras ser investido, afirmó rotundo que agotaría la Legislatura.

Sostuvo de igual manera, hablando de los independentistas: "Atajos no valen. Ni aferrarse al poder a cualquier precio. Yo no voy a ser presidente del Gobierno a cualquier precio." Ahora los golpistas, con un supremacista loco al volante y un fugado de la justicia como gran protagonista, son sus socios en el Congreso y mantienen en pie a su deshilachado Gobierno.

Sostuvo Sánchez hace muy poco tiempo: "Hemos venido a limpiar, y estamos limpiando". Ahora sabemos que una de sus ministras, fiscal de carrera, había conocido, divertida, entre vapores etílicos y risas, la comisión de un grave delito de extorsión al por mayor, utilizando putas, al parecer, lo que no es, por cierto, muy feminista. Y cuando se entera nuestro simpático don Limpio: lío, lío, que yo no he sido.

Sostuvo, sin pestañear, que "si alguien crea una sociedad interpuesta para pagar menos impuestos, está fuera", cuando ahora se revela que uno de sus ministros, del club de los millonarios a los que tanto detesta, lo ha hecho y, aun así, ni lo apea del puesto ni le suelta a los perros.

Sostuvo, y ya casi termino, que "mi Gobierno será el de la honradez intransigente", cuando ahora traga con un ministro, también del club, que ha tenido un comportamiento tan poco edificante como el de haber usado fraudulentamente información privilegiada en beneficio de los suyos.

Sostuvo, y es el penúltimo, que en Cataluña hubo "un clarísimo delito de rebelión", y ahora que necesita los votos de los golpistas, dice que no existe esa tipificación.

Sostuvo, por último, el doctor Sánchez, en plena moción de censura, de manera muy imprudente, que "en Alemania dimiten por plagiar una tesis", cuando ahora parece que, a la hora de aplicarse el cuento, lo que es bueno para los alemanes, no resulta muy recomendable para todo un "yo soy presidente del Gobierno".

Porque en esto de la tesis, el tema va de hacer trampas, de lejos. Es decir, de si es posible presidir el Gobierno tras haber perpetrado una gran estafa a la universidad y a tus compañeros. Y en esto, creo yo que conviene distinguir bien los conceptos.

Previamente, como aviso a navegantes, conviene recordar que, en esto de las trampas, el fakedoctor ya apuntó buenas maneras en el famoso Comité Federal, cuando, viéndose con el agua al cuello, preparó un gran tinglado en el escenario con una urna opaca escondida detrás para votar.

Sin embargo, el sumum de la mala praxis no se supo hasta hace unos días, con la debacle de su tesis doctoral. Y en este tema hay que diferenciar: el engaño a la universidad y a todo el cuerpo doctoral, que conviene en su importancia y por sus previsibles consecuencias académicas no desdeñar, y el que, a mi juicio, es mucho más grave: el engaño al público en general. Porque afirmó rotundo en sede parlamentaria que la tesis estaba colgada y la verdad es que no lo estaba; y porque anunció antes de publicarla, utilizando al aparato del Estado a todo trapo para intoxicar, que la tesis había pasado satisfactoriamente el plagscan, hasta que, para defender su producto, vino el gachó del alemán y desde Colonia le dijo, iracundo, mostrando el 21%, que de eso, nanays.

Decidan, pues, ustedes, tras esto, si exagero o si, el que dijo que no iba a "vender mi alma, aceptando el chantaje de Iglesias y haciendo descansar la gobernabilidad de España en los independentistas para ser Presidente del Gobierno, porque creo que es un precio que no se merecen los españoles", es o no es un fraude verdadero.

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