'Laudatio Vocis' 'Laudatio Vocis'

'Laudatio Vocis' / rosell

Puesto que las televisiones en su ignorancia no explican nada, y puesto que una buen parte de la prensa lo silencia, ningunea y caricaturiza hasta el punto de convertir a sus votantes y militantes en apestados; puesto que las cosas están así, desde las páginas libres de este periódico emprendo (¿en soledad?) su Laudatio. "Laudatio" en un sentido ritual, académico, más metapolítico que político. No lo hago con la intención de atraer votantes hacia ese partido de nuevo cuño; lo hago porque me repelen las persecuciones colectivas que con tono moralizante levantan toscas mentiras; tan toscas que sólo pueden engañar a lo más ignorante de una sociedad. De aquí el latinajo de esta Tribuna.

Lejos de mi la pretensión de pasar por un erudito latinista, ya que no hace falta saber latín para de un vistazo traducir el título. Se trata únicamente de un a modo de filtro: disuadir de leer el presente artículo a nuestros devotos progres tan faltos de conocimientos y tan creyentes. Escribo, pues, para quienes razonan, no para los emotivos, para los informados y, a ser posible, para los doctos. Quiero filtrar (dejar afuera) a los que desconocen los más elementales datos de la historia contemporánea y se empeñan en identificar a Vox con un fascismo histórico que no existe en parte alguna. No me repetiré, ya que hablé de ello hace tiempo en este mismo periódico, pero sí creo necesario poner de manifiesto que hoy por hoy Vox es el único partido español con ideas precisas y fuertes. Si son buenas o perversas es algo en lo que no entro aquí.

La esencia de Vox, a mi entender, consiste en una actitud expresada en un discurso de abierta rebelión contra lo que suele entenderse por "corrección política". Una revuelta intelectual contra el buenismo, la ideología de género, el pacifismo entendido como rendición, el relativismo inseparable del "pensamiento débil", el odio hacia Occidente ("Occidente se odia a sí mismo" dijo Ratzinger en su discurso de Ratisbona)… En suma, un planteamiento de rebeldía frente a la herencia del 68 que hoy dicta el lenguaje obligatorio desde la alta cultura hasta el imaginario vulgar. Cuando en 1992 la escritora italiana Susana Tamaro publicó su novela Donde el corazón te lleve con un éxito arrollador en toda Europa, las revistas culturales españolas criticaron el libro por haber puesto en duda "la validez del modelo de vida de los años 60". Crítica feroz que volvió a repetirse con su segunda novela Ánima Mundi. Hoy, la herencia del 68 sigue siendo sagrada en nuestro país. Vox, en cambio, osa combatirla de manera sacrílega con un discurso directo y provocativo en defensa -sostiene Vox- de valores positivos. El que sean positivos o no es otra asunto, pero es del todo irracional acusarlo de ir contra la Constitución, la democracia y las libertades. Imposible citar un solo ejemplo. Cinismo puro el de Sánchez, del brazo de separatistas y arqueológicos comunistas, señalando hacia Abascal como el enemigo número uno de la Constitución. Abascal que no deja de proclamar a su "lealtad hacia la Corona".

De modo que, asumibles o no, Vox tiene ideas. ¿Cuáles son, en cambio, las ideas del resto de los partidos del Parlamento? Nada nuevo cabe decir de los separatistas cleptocráticos, pero si cabe referirse al partido gobernante. De sus grandes ideas de los años 80 que sacaron a España de un atraso de siglos Zapatero no dejó nada salvo cúrsiles y sectarias ocurrencias "progresistas" y un país en ruinas. Después, con Pedro Sánchez, sólo encontramos verbosidad sin contenido. El Partido Popular sí tiene los mimbres necesarios para ser una alternativa real al sanchismo, si no lo paralizasen sus complejos ante la supuesta superioridad moral de la izquierda; baste como escandaloso ejemplo la inoperancia de los gobiernos del PP frente a la ola de okupaciones de viviendas privadas por caraduras y delincuentes: seguramente Casado y Moreno deben pensar que los okupas van a votarles; o en Andalucía, verdades históricas como puños que nuestra tímida derecha política nunca reconocerá en voz alta. Ciudadanos expira. Y en cuanto a Podemos sin duda tiene ideas: las de un adolescente convencido de vivir en el San Petersburgo de 1917.

Ya sabemos que la Laudatio es un elogio ritual y no un informe crítico. La Laudatio que el lector (si hubiera alguno) acaba de leer no ha tenido otro objetivo que compensar una visible y escandalosa injusticia, una damnatio memoriae en tantos medios de información.

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