Tribuna

Manuel parejo guzmán

Doctor en Economía Financiera y Contabilidad. Univ, Pablo de Olavide

Inflación, precios eléctricos e hipotecas

La política de subida de tipos, con la que los bancos centrales pretenden enfriar la economía, debe complementarse con una política de austeridad por parte del Gobierno

Inflación, precios eléctricos e hipotecas Inflación, precios eléctricos e hipotecas

Inflación, precios eléctricos e hipotecas / rosell

Lacompra del supermercado antes me costaba 70 euros y ahora me cuesta 100 ; pago 60 más de electricidad; la hipoteca me ha subido 180 euros y el desayuno, por el que antes pagaba 2,30, ahora me cuesta 3. ¿Cómo se puede decir que la situación económica está mejorando?".

¿Cuantas veces hemos escuchado estas quejas a familiares y amigos? La compra del supermercado, la factura eléctrica y la hipoteca son las cuestiones que verdaderamente importan a la ciudadanía.

Empecemos hablando de los precios. El dato general del IPC provisional de enero de 2023 ha subido del 5,7% al 5,8%. Algunos achacan la subida a que el INE ha incluido en los cálculos los contratos eléctricos del mercado libre, por lo que el dato no sería del todo fiable. ¿Y si lo era, cuando sólo se consideraban los contratos del mercado regulado, dopados con la excepción ibérica del gas? Tampoco se explica que el INE ha rebajado en 3 puntos la ponderación del precio de los alimentos, que disparaba la cifra de inflación. Los precios de los alimentos crecieron en diciembre de 2022 un 15,7%.

El hecho de que el dato general de inflación no sea aún mayor, es gracias a la bajada del precio de la electricidad. Para ello el Gobierno hizo uso del mecanismo del tope ibérico del gas, con el que se redujo el precio de la electricidad limitando el precio que se pagaba por el gas utilizado para generarla. Pero lo que no se explicó a la opinión pública es que este mecanismo, tras eliminar una gran parte del coste del gas de las estadísticas del IPC y de las facturas de los consumidores, se volvería a cargar meses después a esos mismos consumidores. Esto explica que en un momento experimentáramos en nuestras facturas una reducción importante del precio eléctrico y meses después una subida desproporcionada. Además, tan poco se ha explicado que este mecanismo está sirviendo para que países como Marruecos y Francia adquieran electricidad, generada con gas subvencionado por los consumidores españoles, a precios muy competitivos.

Por lo tanto, sería razonable que a la hora de analizar la variación de precios, tratemos de eliminar de los cálculos ciertas partidas demasiado volátiles, como son la electricidad y los alimentos no procesados. De esta manea nos centraríamos en un dato más estable, como es el de la inflación subyacente. La inflación subyacente provisional, que ha pasado en enero de 2023 del 7% al 7,5%, se encuentra totalmente desbocada y muy por encima de la media europea, situada en el 5,2%. Si consideramos todas estas cuestiones y tenemos en cuenta la situación real que se vive en la calle, no parecería muy acertado hacer valoraciones positivas de la inflación.

Para intentar atajar el problema de los precios, la solución más ortodoxa que existe es la política monetaria. Esto explica las subidas de tipos que los bancos centrales de todo el mundo están llevando a cabo durante los últimos meses, de cara a reducir la masa monetaria en circulación y contener la subida de los precios. Desde 2016 y hasta marzo de 2022, el Euríbor -tipo de interés que se utiliza mayoritariamente en nuestro país para calcular los intereses de las hipotecas- se situó en niveles negativos. Sin embargo, la media de enero lo ha situado por encima del 3,3%. Esta circunstancia ha provocado una subida en las cuotas de préstamos e hipotecas a interés variable que, unida a la subida generalizada de los precios, ha desembocado en una situación insostenible para muchas familias. La política de subida de tipos, con la que los bancos centrales pretenden enfriar la economía, necesaria y justificada, debe complementarse con una política de austeridad por parte del Gobierno, orientada a eliminar el gasto improductivo, dado que este, además de generar más deuda e intereses, solo contribuye a empeorar la situación de los precios.

Así lo recogía este periódico hace unas semanas, en un artículo que publicaba sobre la visión del economista Nouriel Roubini, acerca de las medidas antiinflación del Gobierno.

Todo apunta a que durante 2023, mientras persistan los problemas de inflación, asistiremos a nuevas subidas de tipos por parte del BCE. Pero parece que no serán ni tantas ni tan importantes desde un punto de vista cuantitativo, dado que la inflación, aunque de manera tímida y moderada, empezará a mejorar a nivel europeo.

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