Tribuna

manuel chaves gonzález

Ex presidente de la Junta de Andalucía

Democracia vs. autoritarismo

Trump es el continuador de las tendencias autocráticas alimentadas por algunos dirigentes y movimientos sociales a lo largo de la historia de los Estados Unidos

Democracia vs. autoritarismo Democracia vs. autoritarismo

Democracia vs. autoritarismo / rosell

Una definición mínima de democracia dice que es el régimen en el que quienes pierden las elecciones aceptan que las han perdido y traspasan el poder sin recurrir a la violencia. Cuando David Runciman escribió esta definición, en 2017, parece que estaba pensando en Trump y en los acontecimientos que culminaron en el asalto al Capitolio en enero de este año. El Congreso de los EEUU abrió un proceso de impeachment contra el ex presidente, un juicio político por "delitos y faltas graves" contra la democracia. La ruptura de las reglas de juego y la incitación al asalto son la culminación de un proceso antidemocrático protagonizado por el propio presidente de los EEUU sometiendo a la democracia a una grave tensión. Si observamos los cuatro años de mandato de Trump, lo ocurrido tiene explicación. Destacan dos hechos: uno, en 2016 se eligió a un presidente con escasas convicciones democráticas, y otro, la democracia americana, aunque se ha tambaleado, tiene respuestas.

Trump ha sido un presidente divisivo. Con él, el racismo, la polarización política y el enfrentamiento social han sido crecientes; manipuló el sentimiento identitario del nacionalismo blanco frente a los afroamericanos y latinos a los que hizo responsables del desempleo y de los bajos salarios, así como de la pérdida de la identidad blanca de los EEUU. Siri Hustvedt, en un artículo en El País, señaló que el mensaje de Trump, "Hagamos America grande de nuevo", era dirigido a los americanos blancos para que volvieran a la época en la que ellos tenían todo el poder sin la amenaza de las minorías étnicas. Por otra parte, la falsa acusación de fraude electoral atentó contra la voluntad soberana de los estadounidenses. Desde el inicio de su mandato, Trump no iba a aceptar resultado electoral alguno que no le diera a él como vencedor. La acusación de que las elecciones podían estar amañadas fue una constante en todo su mandato y cuando, en las pasadas elecciones los resultados le iban siendo claramente adversos, anunció que le estaban robando la Presidencia. Después vinieron las presiones a funcionarios y legisladores, a su vicepresidente y su ausencia en la toma de posesión de Joe Biden.

Donald Trump es el continuador de las tendencias autocráticas alimentadas por algunos dirigentes políticos y movimientos sociales a lo largo de la historia del país y el impulsor de la polarización política y división cívica que aquellos provocaron en el seno de la sociedad americana para conseguir sus objetivos. La literatura y el cine se hicieron eco del arraigo de estas corrientes en novelas como Eso no puede pasar aquí de Sinclair Lewis o La Conjura contra América de Philip Roth y a través de películas como Tempestad sobre Washington de Otto Preminger o Todos los hombres del rey de Robert Rossen.

Cualquier democracia tiene el deber de defenderse frente a estos movimientos y personas que atentan contra la misma. El juicio político es un deber democrático. De lo contrario se crearía un precedente que haría entrar a la democracia americana en una espiral de decadencia moral. También se envía un mensaje positivo al conjunto de las democracias que hoy soportan el empuje de los movimientos populistas y de la extrema derecha. El impeachment, pese a la absolución del sábado,es una respuesta de fortaleza democrática y una señal de alerta de que las democracias, por muy estables que sean, no están libres de gobernantes autoritarios que tratan de ampliar arbitrariamente su poder en nombre de la misma. Recuerdo las palabras de Obama: "No podemos dar la democracia por sentada, porque es precisamente la forma de gobierno mas difícil y que requiere la atención constante de los ciudadanos, la exigencia de responsabilidades a los líderes…".

La democracia ha resistido. El presidente Joe Biden se enfrenta a desafíos cuya repuestas se prevén difíciles y duraderas. Luchar contra la pandemia agravada por la irresponsabilidad de Trump; recomponer la economía y corregir las desigualdades ante los excesos de la globalización; devolver la confianza en las instituciones democráticas pacificando los enfrentamientos, evitando la polarización política y liderar un orden internacional multilateral. Como declaró en su toma de posesión, libertad, unidad, respeto, tolerancia, paz y verdad para los estadounidenses.

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