No, esto no va nada bien

No se comprende cómo barrios y zonas de Madrid donde ya hay transmisión comunitaria del Covid-19 no están siendo confinados

Casi 1.500 personas han debido ser ingresadas en España en los últimos siete días por causa del Covid-19; hay comunidades, como Madrid, donde el contagio es comunitario, por lo que en los próximos días habrá un crecimiento notable de la presión sobre los hospitales. No, la nueva normalidad no va nada bien en España, porque aún quedan muchos meses para socializar una vacuna contra el coronavirus, y lo que venimos viendo es un crecimiento exponencial de los nuevos casos diarios detectados. De continuar el mismo patrón, en un plazo de siete u ocho semanas estaremos en una situación similar de presión hospitalaria a la de los meses de marzo y abril. Sí, con más experiencia, mayor conocimiento y más protegidos, pero ante una situación tan extrema que requeriría de medidas igual de contundentes para disminuir la movilidad social. De lo que se trata es de lo contrario, de conseguir una estabilización del crecimiento o de un incremento moderado que pueda ser asumido por hospitales y centros de salud. No se trata de ser agoreros, pero en los meses de octubre y noviembre, al Covid-19 se le añadirá la epidemia anual de gripe, lo que provocará graves aprietos sanitarios por la confusión de síntomas. Seamos claros: los gobiernos han tratado de salvar algo de la temporada turística veraniega, y estamos a punto de retornar al punto de partida, a la vez que casi todos los países obligan a sus nacionales a pasar una cuarentena si regresan de España. Tan importante como no repetir la tragedia sanitaria de la primavera pasada es impedir que las medidas que se adopten sometan a la economía española a un encefalograma plano. Hay que adoptar nuevas medidas y hay que legislar sobre ellas ya; la próxima semana, mejor que la siguiente. No se comprende, por ejemplo, cómo hay zonas de Madrid donde se admite que hay transmisión comunitaria y no están siendo confinadas. Son mejores las medidas excepcionales parciales que las generales, y ya conocemos por experiencia cómo la situación de Madrid y Barcelona terminó por contagiar al resto del país.

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