La urgente regulación del ocio nocturno

En estos momentos vuelve a ser prioritario detener la cadena de contagios y actuar sobre los factores de propagación

El presidente de la Junta, Juanma Moreno, ha anunciado para mañana una reunión con los alcaldes de las ocho capitales de provincia de Andalucía para estudiar medidas que impidan que el ocio nocturno y las concentraciones de jóvenes se conviertan en el factor que descontrole los brotes de contagio de Covid-19. Todo hace indicar que el presidente va a poner encima de la mesa medidas muy restrictivas para las discotecas y bares de copas en cuanto a horario de apertura y aforo, al tiempo que va a reclamar de los ayuntamientos que se prohíban las concentraciones de jóvenes para beber. Los botellones han sido una constante de todos los fines de semana desde que se levantó el estado de alarma y hasta ahora se ha actuado con bastante laxitud. Encarar el problema es básico a la vista de los preocupantes datos de propagación de la enfermedad que se vienen registrando en los últimos días, en los que Andalucía -a pesar de que la situación aquí parece por ahora controlada- no es una excepción. El problema de los bares de copas y discotecas no es fácil de afrontar, porque las medidas que finalmente se determinen provocarán un grave perjuicio a un sector ya de por sí muy castigado desde que se decretó el estado de alarma y que tiene en estos meses de verano la punta de su negocio. Pero es una necesidad ineludible que las autoridades sanitarias aborden el asunto, porque en estos momentos vuelve a ser prioritario detener la cadena de contagios y para ello hay que actuar sobre los factores que más están incidiendo en su propagación. Controlar el ocio nocturno es ahora tan importante como hace unos meses lo fue actuar sobre las residencias de mayores. La experiencia adquirida nos debe servir para actuar antes de que la situación nos desborde. Por lo que respecta a los botellones en plazas y parques no es necesario abundar mucho: simplemente tienen que desaparecer mientras persistan las actuales circunstancias y para ello los ayuntamientos tendrán que actuar con prudencia, pero también con efectividad.

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