Una subida generalizada de precios

El previsible aumento de la actividad tras la crisis de la pandemia hacía previsible un incremento del IPC, pero éste puede ser demasiado alto

El crecimiento de la inflación puede acabar este mes en el 3,3% anual, el dato más alto desde el año 2012. En cierto modo había una previsión de que, después de la crisis provocada por la pandemia, aumentasen los precios por simple tirón de la semana, de ahí que ésta sea la tónica general en la Zona Euro, donde el IPC se sitúa en el 2,2%. Sin embargo, la tremenda subida del precio de la electricidad, que hoy volverá a alcanzar otro récord, comienza a llevar al IPC a cifras que no son deseables. El coste de la electricidad provoca un efecto cascada en otros productos, al fin y al cabo es la energía necesaria para elaborar muchos productos y para mantener servicios como el comercio y la hostelería. Si se elimina el factor de la energía y de los alimentos, cuyos precios son más volátiles, nos encontramos con una inflación subyacente que está bajo los límites de lo aceptable. Pero el precio de la electricidad, que se mantendrá muy alto hasta el mes de diciembre, puede terminar provocando efectos poco deseables, no ya en el bolsillo de los consumidores, sino en las decisiones de los bancos centrales. El europeo (BCE) mantiene, de momento, su política laxa frente a la inflación, aunque siempre que se sitúe en el entorno del 2%. Si esta cifra se sobrepasa en demasía o, si una vez hecho, no retorna pronto a ella, el BCE puede terminar por subir los tipos de interés. La economía europea y, en especial, la española aún no se han recuperado de la pandemia. 2022 debe ser el año en que se logre alcanzar lo perdido, para que 2023 sea de un crecimiento real. Es necesario, por tanto, que la inflación se mantenga sobre esos dos puntos. El precio del megavatio hora de electricidad alcanzará hoy en España los 130,53 euros, uno de las más caros del continente. En buena parte se debe a que el precio internacional del gas se ha triplicado mientras también suben los derechos de emisión de CO2, pero no es menos cierto que en España la electricidad es más cara porque el precio marginal se aplica al total de la compra, mientras que en otros países europeos es a una parte de ésta.

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