Una vez más, Andalucía ha quedado relegada con el desigual reparto entre comunidades de los fondos del Estado, en esta ocasión para afrontar la crisis sanitaria provocada por el coronavirus. No es la primera vez ni será la última, mientras que los dos grandes partidos, PP y PSOE, atiendan antes a los intereses partidistas que al conjunto del Estado a la hora de gestionar sus recursos. Si se apelara a la lógica y se fijaran criterios en función de la población, la renta per capita y la tasa de desempleo, los mismos que ha aplicado la UE para recuperar la economía europea, los andaluces tendrían que recibir una cifra muy superior a los 597 millones del primer tramo del Fondo Covid: justo la mitad, por ejemplo, que los 1.200 millones establecidos para Cataluña, y apenas un tercio de los casi 1.500 millones de Madrid, la más beneficiada.

El gasto sanitario ha sido decisivo en el reparto, por encima de la gestión más o menos acerdada de la crisis. Y en teoría, han pesado fundamentalmente la población protegida por el sistema público de Salud, el número de contagiados, los ingresos en UCI, las hospitalizaciones y los test. Pero de esta suerte y con sólo 597 millones, Andalucía apenas cubrirá un tercio del gasto hasta ahora, unos 2.000 millones, pese a superar de largo sobre ambas a la población protegida por la sanidad pública. Como ha subrayado el portavoz del Ejecutivo andaluz, Elías Bendodo, "mal empezamos", puesto que no existe un criterio más justo que el de la población afectada, a la vista, sobre todo, de los esfuerzos realizados y de los que habrá que hacer para controlar los rebrotes, si queremos dotar a la sanidad pública de más recursos. Hace bien la Junta en presionar al Gobierno para exigirle un mayor equilibrio en el próximo reparto entre las distintas regiones de los 140.000 millones de euros que la UE destinará a España para hacer frente a las consecuencias de la crisis. Como ha señalado el presidente Juanma Moreno, en estas circunstancias hay que ser solidarios, teniendo en cuenta los territorios más afectados por la pandemia. Pero de ahí a conformarse con un reparto tan desproporcionado, bajo criterios más controvertidos que ponderados, dista un mundo.