Una prórroga de los erte necesaria y consensuada

El pacto alcanzado muestra el camino a las formaciones políticas porque el reto actual no se podrá afrontar sin grandes acuerdos

El Consejo de Ministros aprobó el pasado viernes un decreto ley por el que prorroga hasta el próximo 30 de junio los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) para las empresas que aún no han podido recuperar la actividad a causa del Covid- 19, así como a todas aquellas que la reanudaron pero les resulte imposible continuarla por la misma razón anterior. La norma también contempla una prestación extraordinaria para los autónomos que hayan visto mermados sus ingresos. La decisión es fruto de las negociaciones que ha mantenido el Ejecutivo central con los agentes sociales, tanto los representantes de los empresarios como de los trabajadores, y supone taponar, al menos hasta el próximo otoño, una sangría que, en caso contrario, habría supuesto el cierre inmediato de miles de empresas y el desempleo directo para cientos de miles de personas. El consenso alcanzado facilitará un trámite en el Congreso sin sobresaltos. Se trata de una fórmula, si se quiere, para ganar tiempo, pero la estrategia puede ser determinante a medio plazo. El esfuerzo de las arcas públicas por este nuevo añadido se cifra en 11.000 millones de euros. Una cantidad a sumar a los ingentes costes, tanto sanitarios como laborales, más allá de la irreparable pérdida de vidas, que ya ha causado la pandemia desde su irrupción sin contemplaciones el pasado mes de marzo. Cada vez resulta más evidente que sin la esperada ayuda europea España no podrá recuperarse en solitario de este shock. Y ése debe ser el objetivo en el que hay que centrar los esfuerzos políticos ahora. Con la prolongación de los ERTE se protege un tejido productivo sin el cual será imposible recuperar el terreno perdido cuando las circunstancias resulten más favorables. Por ello, no es descartable que sea incluso necesario ampliar las ayudas hasta diciembre. Si la vacuna para entonces se ve cercana, esa apuesta sería incuestionable. El pacto alcanzado muestra el camino a seguir a todas las formaciones políticas. El Banco de España ya anticipa que el PIB caerá un 20% entre abril y junio. El último informe del Fondo Monetario Mundial empeora sus previsiones y sitúa a España, junto a Italia, como el país occidental desarrollado que más sufrirá la devastación, con una caída de la actividad del 12,8%. El turismo ha sido el sector más perjudicado y sólo hay que recordar que representa un 12,3% del PIB nacional; 2,4 millones de afiliaciones a la Seguridad Social y unos ingresos de 92.000 millones en 2019. Aunque asusten las magnitudes de los pronósticos, desgraciadamente las cuentas negativas se sabe de dónde salen. Un reto que no se puede afrontar sin grandes acuerdos.

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