Los peligros de la euforia

El INE rectifica los cálculos que había anticipado en julio y el PIB durante el segundo trimestre del año sólo creció un 1,1% en vez del 2,8% que anunció

El Instituto Nacional de Estadística (INE) acaba de enfriar las expectativas de un Gobierno que había lanzado las campanas al vuelo sobre la rápida recuperación económica de España, tras superar los peores meses de la pandemia. El organismo público ha rectificado sus cálculos al anunciar que en el segundo trimestre de este año el país sólo creció un 1,1% y no un 2,8% como anticipó en julio. Justifica su error en la dificultad de medir estadísticamente unos parámetros cuyo comportamiento varía constantemente de la mano de una coyuntura tan volátil como la actual. Los datos que se acaban de conocer suponen un varapalo a los postulados defendidos por el Ejecutivo de Pedro Sánchez y cuestionan el acierto de las previsiones de ese 6,5% de aumento que ha formulado para este 2021. Un optimismo que contagió a entidades como la OCDE o el propio Banco de España, que revisaban esta semana al alza los ritmos de crecimiento que habían previsto inicialmente. El primero auguraba una subida del PIB de un 6,8% este año, casi un punto más de su estimación anterior y también hacía lo propio con el año 2022. El segundo, elevaba una décima, hasta el 6,3% anual, su primer diagnóstico. Pero en más ocasiones de las esperadas, la realidad comprobada desmiente a la deseada. A la vista de esta lección, quizá fuese oportuno situar en sus justos términos los continuos vaticinios económicos que se difunden y que luego se cumplirán o no. Las hojas de ruta deberían trazarse en función de los hechos comprobados y no en meras proyecciones que pueden acabar en un brindis al sol. Pero las urgencias políticas convierten en inevitables que los debates giren durante meses en torno a estimaciones. La economía española crece, pero no tanto. El propio informe del INE ratifica que en los doce últimos meses el PIB ha aumentado nada menos que un 17,5% tras el hundimiento que supuso el Covid. Cuestión distinta es que esta crisis se pueda superar con la misma velocidad con la que el virus consiguió gripar todos los motores. La situación actual todavía es grave y las heridas tardarán bastante en cicatrizar. La euforia sólo puede conducir a la decepción.

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