Un pacto tan necesario como difícil de alcanzar

El pacto es necesario para encarar la crisis que se avecina, pero es difícil ser optimistas con los actuales agentes políticos

El presidente Sánchez aprovechó ayer la tribuna del Parlamento para anunciar que, la semana próxima, convocará a todas las fuerzas políticas a una primera reunión para intentar formar un gran pacto nacional con el objetivo encarar la crisis provocada por el Covid-19. Se trata, como ya se ha dicho, de una suerte de reedición de los llamados Pactos de la Moncloa, con los que España consiguió encarar la Transición a la democracia pese a la existencia de una gran crisis económica internacional que había puesto al país al borde del abismo. En otras ocasiones ya hemos mostrado nuestro pesimismo sobre las posibilidades reales de que dicho gran acuerdo se alcance, principalmente porque los agentes políticos y sociales de hoy han demostrado en numerosas ocasiones que no están a la altura de aquellos que consiguieron fundar y consolidar la democracia tras cuarenta años de dictadura. Lo dicho no es un mero mantra ni un lugar común. Ayer se volvió a demostrar, con un Gobierno y una oposición más pendientes de sus estrategias de partido que de colaborar sinceramente en la búsqueda de soluciones. Por una parte tenemos a un Ejecutivo que se empeña en obviar continuamente a la oposición en la toma de decisiones. Por el otro, a una oposición que aprovecha cualquier mínima fisura en la acción del gobierno para desgastar a Sánchez. En una democracia es normal y deseable que, aun en los momentos más complicados, exista el debate y la pugna política, pero eso no debe suponer que se aprovechen crisis como las actuales para el medro partidario.

La clase política española parece no darse cuenta de los pocos apoyos internacionales que vamos a tener para salir de esta crisis, pese a su evidente carácter global. De la Unión Europea podemos esperar algún apoyo, pero ni mucho menos la mutualización de la deuda que genere el virus por medio de los llamados coronabonos. Guste o no, tendremos que buscar una solución que será principalmente nacional, para lo que necesitamos, si no una estrechísima unidad de acción entre el Gobierno y la oposición, sí al menos una leal colaboración que consiga aminorar los daños económicos y sociales de la pandemia y, cuanto antes, volver a la normalidad. Nadie sabe a ciencia exacta cómo va evolucionar esta crisis, pero no son pocas las voces expertas que auguran un largo periodo de recesión económica y tensiones sociales. Nos jugamos mucho más que la victoria de un partido u otro en unas elecciones. Sobre todo, nos jugamos el bienestar del país y su estabilidad en los próximos años.

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