La errática actitud de Pedro Sánchez

Hay que exigir a los candidatos que, dentro de la lógica lealtad a sus partidos nacionales, defiendan sobre todo el interés de Andalucía

La campaña electoral de las elecciones autonómicas andaluzas comienza esta noche con la incógnita de si el PSOE conseguirá el hito de gobernar cuarenta años seguidos en nuestra comunidad autónoma. Casi todas las encuestas que se han ido publicando en los últimos tiempos parecen coincidir en un aspecto: aunque la candidata socialista, Susana Díaz, es la favorita, todo indica que no sacará una mayoría parlamentaria suficiente para gobernar en solitario. Es decir, el abanico de posibilidades es muy amplio. Por eso es importante que, durante la campaña que ahora se inicia, no se digan ni hagan cosas que impidan pactos futuros que den estabilidad a Andalucía. Los ciudadanos no entenderían que tuviesen que ser convocados una segunda vez a las urnas, extremo que aumentaría aún más la preocupante desafección hacia las instituciones. Los políticos tienen la obligación de hacer su trabajo con lo que decidan en las urnas los votantes. De estas elecciones debe salir un Gobierno sólido que impida situaciones de impotencia y sobreactuación como las que se están viendo en el Ejecutivo central. En este sentido, hay que exigir a los candidatos que, dentro de la lógica lealtad que deben a sus partidos nacionales, defiendan el interés de Andalucía y de los andaluces sobre todas las cosas. Ni nuestro Parlamento autonómico ni el Palacio de San Telmo deben ser instrumentos al servicio de las estrategias de Madrid, sino el lugar donde se busquen soluciones para los muchos problemas que sigue teniendo Andalucía, como el desempleo, el déficit ferroviario, la falta de convergencia con Europa, los problemas educativos... Andalucía siempre ha demostrado ser leal al conjunto de España, y así debe seguir siendo, pero las instituciones autonómicas tienen que usarse siempre para la mejora de nuestra sociedad, no para los intereses concretos de uno u otro candidato a la Presidencia del Gobierno de la nación. En estas elecciones, como en todas, nos jugamos mucho. Entre otras cosas, quién nos va a gobernar en unos momentos en los que los retos son muchos e importantes: aumento dramático de la inmigración irregular, cambio climático, posible repunte de la crisis económica, reforma de la financiación autonómica y reconfiguración de los equilibrios territoriales en España y un largo etcétera. Como se ve son problemas de mucho calado que van más allá de quién va a mandar en tal o cual partido. En estas elecciones, políticos y ciudadanos deben mirar sólo a Andalucía. Lo demás es secundario.

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