Vacunación: no parar ni un segundo

A la vista de los retrasos y del nuevo avance del virus, las administraciones públicas deben movilizar todos los recursos para acelerar el ritmo actual

TRES meses después de que se iniciase la vacunación contra el Covid-19 en España, el ritmo de vacunación está muy lejos de lo que entonces se anunció y, lo que es peor, de lo que es necesario para acabar cuanto antes con la incidencia de este virus. Poco más del 10% de la población española ha recibido en estos momentos alguna de las diferentes vacunas y ese porcentaje es incluso menor en algunas comunidades autónomas, pues el ritmo de vacunación está siendo muy desigual en las regiones. Es cierto que la llegada de vacunas de los diferentes laboratorios que las tienen aprobadas por las autoridades sanitarias no alcanza el ritmo necesario pero también lo es que su administración tampoco alcanza la velocidad que debería. Y no es ningún consuelo que en otros países europeos, salvo excepciones, esté sucediendo lo mismo y existan ahora mismo grandes enfrentamientos políticos por ello. En España, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha vuelto a insistir en el mensaje a las comunidades autónomas de que la vacunación debe ser la prioridad de sus políticas y que no se puede dejar de realizar ni un solo día, incluso en períodos vacacionales o festivos como la pasada Semana Santa. Al mismo tiempo, ha destacado que por primera vez han llegado en una misma semana dos millones de dosis a nuestro país, la mitad de Astrazeneca y la mitad de Pfizer, instando a las autoridades sanitarias de las diferentes regiones a que aceleren todo lo posible el ritmo de administración. El crecimiento de los contagios en la que ya es la cuarta ola, con efectos muy graves en varios países de Europa, sólo puede ser frenado con una vacunación intensiva y para ello es necesaria la movilización de todos los recursos públicos existentes. La batalla contra el Covid-19 no ha terminado y no se pueden cometer los errores de meses pasados que hemos visto en las administraciones públicas a todos los niveles. Todavía son millones las personas que esperan una vacuna y no saben, a la vista del incumplimiento de los plazos previstos, cuándo la recibirán, lo que genera desprotección e incertidumbre. En las próximas semanas hay que recuperar el terreno perdido en esta lucha por la vida.

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