Urge una solución a la Atención Primaria andaluza

Demasiado estrés para un servicio al que ya le saltaban las costuras por los recortes sufridos los últimos años

Todos los expertos sanitarios coinciden en que las próximas semanas resultarán determinantes para contener la segunda ola de la pandemia del coronavirus, sin acudir a las estrictas medidas de confinamiento de la pasada primavera, que tanto daño han causado a la economía. Aunque los contagios crecen a diario en Andalucía, todavía se halla en un claro escenario de ventaja respecto a la mayoría del resto de comunidades autónomas. Pero si no se buscan soluciones de inmediato al colapso que sufre el sistema de Atención Primaria, el panorama que se avecina supera el de la simple preocupación. La Junta hace semanas que admitió las disfunciones que se registran a diario en los centros de salud. El teléfono de Salud Responde es incapaz de canalizar las llamadas que registra para solicitar citas. El refuerzo con la contratación de dos call centers aún no ha ofrecido los resultados apetecidos. La consecuencia son las colas de pacientes a las puertas de los ambulatorios. Justo lo que se quería evitar. Si hace unos días el presidente de la Junta confiaba en que el problema se solventaría en cuestión de semanas, ahora se admite que irá para largo. Faltan médicos y no queda personal en las bolsas de trabajo. Hay que buscarlos fuera de España. Salud quiere activar un plan para liberar a los facultativos y a los sanitarios de labores puramente administrativas. Incluidas las de rastreo de los contactos con positivos, tan necesarias para luchar contra la propagación del Covid-19. La Atención Primaria era clave en esta segunda oleada. Además de sus competencias, ha sumado el control de las más de 1.000 residencias de ancianos y centros sociosanitarios y las incidencias en los colegios. Demasiado estrés para un servicio al que ya le saltaban las costuras por los recortes de los últimos años. No es el momento de buscar culpables a estas graves deficiencias. Urge movilizar todos los recursos y encontrar fórmulas alternativas, como por ejemplo implicar a los farmacéuticos. Si no, Andalucía lo lamentará muy pronto.

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