Semana Mayor

Son muchas las ciudades en las que las agrupaciones de comerciantes contribuyen con la Semana Santa

La Semana Santa se presenta en los municipios del Campo de Gibraltar como una cita clave en el calendario en la que, en torno a la celebración de la fe religiosa, giran muchos otros elementos menos importantes pero dependientes de ella que también tienen sus trascendencia social. Nuestros municipios se muestran estos días orgullosos de sus tradiciones, con miles y miles de personas deseosas de participar en los cortejos, bien de forma activa bien como espectadores. Las hermandades¡ de la comarca pasan actualmente, en términos generales, por un buen momento debido al esfuerzo de las juntas de gobierno de cada una de ellas, especialmente durante los años más duros de la crisis económica, y al apoyo que los ayuntamientos les han brindado. Gracias a ellas no solo logra mantenerse viva una tradición con siglos de historia, sino que se teje una red de solidaridad muchas veces anónima a través de su obra social, con el apoyo a Cáritas, comedores sociales y colectivos desfavorecidos.

Junto a todo ello, es necesario reconocer otros efectos positivos de la Semana Santa. Qué sería, por ejemplo, de muchos artistas como orfebres, imagineros y bordadores, así como de empresas como los fabricantes de cirios o de túnicas (por poner tan solo unos ejemplos) si no pudieran trabajar para las cofradías. Y otro tanto cabe decir de bares, restaurantes, hoteles y otros establecimientos que aprovechan la Semana Santa para hacer caja y a los que conviene recordar que también deben colaborar en el enaltecimiento de la Semana Mayor. Son muchas las ciudades en las que las agrupaciones de comerciantes contribuyen con los actos litúrgicos sufragando en el engalanamiento de las calles, adecuando sus escaparates o con gestos tan simples como apagar sus luces o dejar de atender las mesas, en el caso de los bares, para ayudar a mantener el decoro al paso de un palio o un cristo como muestra de respeto.

El sentido común recomienda que, con independencia de creencias religiosas, afinidades, ideologías o meros gustos estéticos, la Semana Santa debe servir al Campo de Gibraltar para demostrar que es capaz de dar lo mejor de sí mismo.

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