Parar los pies al narcotráfico

Que el coche del fiscal jefe haya sido objeto de dos ataques en solo dos años obliga al Ministerio del Interior a mejorar la seguridad

Cada día es un suma y sigue, un paso más en el pulso que las autoridades -y con ellas, el conjunto de la sociedad del Campo de Gibraltar- libran con las bandas del narcotráfico. Nunca será suficiente el respaldo que reciban los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, así como los de la judicatura y la fiscalía, que a diario deben soportar la presión y los ataques de las mafias, bien directamente bien contra sus bienes. Desde su fundación hace casi 30 años, Europa Sur ha mostrado su compromiso con el desarrollo de la comarca y en la denuncia de todas aquellas actividades, como el narcotráfico, que tan solo suponen un lastre y una amenaza para todos. En nuestra edición de hoy desvelamos el atentado del que ha sido objeto el vehículo particular del fiscal jefe de la Audiencia de Algeciras, Juan Cisneros, en el aparcamiento oficial ubicado a pocos metros de la puerta de entrada al edificio. Con independencia del coste de la reparación del coche, lo ocurrido es un nuevo desafío de los delincuentes que obliga a extremar las medidas de seguridad en torno a los agentes jurídicos que prestan servicio en las sedes judiciales existentes en Algeciras, San Roque y La Línea. Que el coche de Cisneros haya sido objeto de un ataque casi idéntico en el plazo de solo dos años no solo es motivo de alarma, sino que debe ser una señal para que el Ministerio del Interior actúe sin más demora en la protección de jueces y fiscales, así como de los edificios en los que trabajan. Son ya muchas las denuncias formuladas por las asociaciones profesionales por la falta de personal de seguridad, cámaras de vigilancia o de rejas en los juzgados, muchos de los cuales están también a años luz de lo que debieran en materia de espacio y salubridad.

Otro tanto cabe decir sobre los policías, guardias civiles e integrantes del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA), cuya profesionalidad y discreción les lleva a estar jornada tras jornada prestando un servicio social impagable, orillando las dificultades a las que se enfrentan, sin olvidar al personal sanitario que, pese ser escaso en algunas áreas y enfrentarse a situaciones de peligro, antepone los enfermos a las carencias.

Si esta es la realidad que observamos quienes vivimos aquí, es inevitable que la imagen del Campo de Gibraltar no sea la mejor fuera de nuestros límites pese a contar con una inmensa masa de personas trabajadoras y honradas que se esfuerzan para sacar adelante a sus familias. Solo queda que las justas demandas de todas ellas para tener más seguridad y atención por parte de las adminisrraciones sean atendidas y no se pierdan como un eco.

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