Pactar con inteligencia y responsabilidad

Sea cual fuere el pacto final, debe hacerse con responsabilidad. Andalucía ha pedido un cambio, pero un cambio tranquilo

Tras los resultados electorales del pasado domingo, que nos dejan un paisaje político muy fragmentado, se abre un periodo en el que los diferentes partidos tendrán que hacer una reflexión sobre cuál ha sido el mandato de los andaluces y cuáles son las posibles alianzas para formar un Gobierno de acuerdo con la voluntad expresada en las urnas. Aunque no hay ninguna duda de que el PSOE ha sido el partido más votado y que ha obtenido más escaños, tampoco la hay de que la sociedad andaluza ha expresado su voluntad de que se cierre el ciclo de 40 años de gobiernos socialistas y se inaugure una nueva etapa que sirva para refrescar la vida política e institucional en nuestra comunidad, que da evidentes muestras de agotamiento. Ahora bien, el electorado ha dejado muy abierto el abanico de posibles acuerdos entre los partidos políticos. Lo único que ha descartado taxativamente (es una cuestión de simple aritmética) es un pacto de izquierdas entre la socialdemocracia representada por el PSOE y el populismo de Adelante Andalucía (la unión de Podemos e Izquierda Unida). En concreto, tres son las opciones que se presentan. La primera es un gran pacto de centroderecha, que obligaría a PP y Ciudadanos a pactar con una formación, Vox, que se coloca, si no fuera, en las márgenes del sistema, con un discurso que pone en duda cuestiones centrales de nuestra Constitución, como el Estado de las Autonomías. La segunda es un pacto de las izquierdas (PSOE y Adelante Andalucía) con Ciudadanos, que sería muy difícil de vender al amplio electorado de centroderecha que ha votado a la formación naranja y que obstaculizaría su intención de presentarse como una alternativa a Pedro Sánchez en unas elecciones generales. Finalmente, la tercera consistiría en un gran pacto entre las fuerzas constitucionalistas (aquellas que no ponen objeciones a nuestra Carta Magna), PSOE, PP y Cs, algo que no parece muy probable y que no está justificado por una situación de franca excepcionalidad.

Aunque todo apunta a que, finalmente, se impondrá la lógica del pacto de las derechas, nada es descartable ahora mismo. Si por algo se caracteriza la política actual es por su imprevisibilidad. En cualquier caso, sea cual fuere el pacto final, hay que hacer un llamamiento para que éste se realice con inteligencia y responsabilidad, con sentido de la moderación y teniendo en cuenta a todos los ciudadanos andaluces. Andalucía (a los resultados nos remitimos) ha pedido un cambio, pero un cambio tranquilo.

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