Momento complicado en las relaciones con Marruecos

En la cuestión del Sahara, España debe actuar con sentido de la realidad geopolítica y pensando siempre en los muchos intereses que tiene en Marruecos

El aplazamiento de la cumbre bilateral entre España y Marruecos, que se iba a celebrar en Rabat el próximo 17 de diciembre, ha disparado todas las alarmas sobre el complicado momento que viven las relaciones entre los dos países. Aunque oficialmente se argumenta que la suspensión hasta el "año que viene" se debe a la pandemia, lo cierto es que coincide con un elemento que ha dado un giro de 180 grados a la cuestión de Sahara Occidental, uno de los temas que siempre están en la mesa de negociación entre Marruecos y España. El presidente saliente de EEUU, Donald Trump, ha sorprendido a todos al reconocer la soberanía de Marruecos sobre la antigua colonia española, en contra de las resoluciones al respecto de las Naciones Unidas y a la postura adoptada por las diplomacias francesa y española. "Estados Unidos cree que un Estado saharaui independiente no es una opción realista para resolver el conflicto y que una autonomía genuina bajo soberanía marroquí es la única solución viable", ha dicho Trump en una maniobra que podrá gustar más o menos, pero que cambia completamente el tablero en el que se está jugando esta partida. Ante esta situación, España debe actuar con inteligencia, sentido de la realidad geopolítica y pensando siempre en los muchos intereses de todo tipo que tiene en el reino vecino. Algo que no será fácil con un vicepresidente como Pablo Iglesias, dispuesto al parecer a boicotear de una forma incomprensible e irresponsable las relaciones con nuestros vecinos del sur. Quizás ha llegado la hora de que España reconozca que el conflicto del Sahara entró hace mucho tiempo en un callejón sin salida y que es hora de desbloquearlo, lo que pasa por algún tipo de reconocimiento de la soberanía marroquí sobre un territorio del que nos fuimos apresuradamente hace más de cuarenta años en unos momentos en los que el régimen de Franco estaba en un proceso de disolución biológica y política. España tiene una deuda con el pueblo saharaui, pero ésta la puede pagar con fórmulas que no pasan por el enfrentamiento continuo con Marruecos. El modelo autonómico español, por ejemplo, puede servir de inspiración.

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