Cara y cruz de los discursos del 28-F

La reclamación del fin del bloqueo ferroviario de Granada, Almería y el Puerto de Algeciras fue lo más destacable de la presidenta Díaz

Por la propia fecha de la celebración, los discursos del 28-F deben tener siempre un componente reivindicativo. Al fin y al cabo, celebramos el día en el que el pueblo andaluz acudió a las urnas para reclamar de forma masiva un Estatuto de Autonomía que lo sacase de su histórico subdesarrollo político, social, cultural y económico. Sin embargo, esta reivindicación no debe ser un ejercicio de reclamación irresponsable; una maniobra para culpar a los otros en exclusiva de nuestros problemas. La crítica, si no va acompañada también de autocrítica, se convierte en una mera excusa. La presidenta de la Junta, Susana Díaz, unió ayer ambos contenidos en su discurso del Día de Andalucía. Admitió -aunque de una forma un tanto tímida- que se habían cometido errores en cuestiones tan importantes como la gestión de la sanidad pública, algo inevitable cuando hace apenas unos días que había tenido que renovar la cúpula de la Consejería de Salud ante las movilizaciones populares contra el decreto de las unificaciones hospitalarias. Sin embargo, Díaz no pudo evitar agitar el espantajo de la conspiración cuando habló de que había personas -se refería al Partido Popular, pero sin nombrarlo- que querían sacrificar la sanidad pública en "beneficio de los intereses privados". Una presidenta de la Junta debería guardar un perfil más institucional y ahorrarse comentarios de trazo grueso más propios de la cotidiana lucha política que de las liturgias democráticas como el acto del 28-F.

La presidenta de la Junta fue más extensa en sus reivindicaciones al Gobierno de España. Es decir, la crítica pesó más que la autocrítica. Por urgente y necesaria, destacaremos su reclamación para que Madrid acabe con el bloqueo ferroviario que sufren Granada, Almería y una infraestructura tan importante para el desarrollo de la comunidad autónoma andaluza como es el Puerto de Algeciras. En este apartado estuvo especialmente acertada la presidenta Díaz.

Por último, habría que hacer una mención especial al discurso que hizo el presidente del Parlamento de Andalucía, Juan Pablo Durán, en el acto celebrado en el Hospital de las Cinco Llagas. Durán dejó claro, como lo hace siempre, que Andalucía no admitirá ningún cambio en la estructura territorial de España sin que se cuente con su opinión. Una vez más, Cataluña aparece en el horizonte del 28-F, una fecha en la que se consiguió la igualdad entre todos los territorios de España, algo que ahora algunos quieren romper.

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