LO confieso, es que se me tiene que notar, que no tengo la pluma fina después de estar treinta días viéndolas venir pero, eso sí, desde la barrera. Y es que se ven muy bien los toros desde la barrera, en el altillo o desde mi balcón, que es el suyo, ya lo sabe. Parecen los asuntos más recurrentes que nunca, así que como cualquier hijo de vecino miro hacia otro lado y me complazco en los divinos aconteceres deportivos, éstos tan sublimes y gratificantes, donde impera ahora la victoria o la dulce derrota.

Nada más llegar leo que el concejal de Hacienda algecireño, Luis Ángel Fernández, sigue en sus trece con el tema de las nóminas, que si pago o que si no, que vaya deuda que tenemos, que no nos hacen caso, que si quito o que si pongo, es la cantinela cansina que adorna los últimos discursos del hábil político popular, que debería caer en la cuenta que tiene a su plantilla al borde de un ataque de nervios. Esta bien que se cure en salud, aunque algo de responsabilidad le debe caer, ¿no?

La tentación más inmediata viene de la vecina San Roque, lo confieso también, con lo del concejal socialista Juan José Puerto y su ocurrencia de orinar en la vía pública una noche de la pasada feria. Un ejemplo para la vecindad la de este ilustre edil al que lo enviaría un trimestre al colegio más próximo para que aprendiera lecciones de la asignatura Educación para la Ciudadanía que engendró, qué ocurrencia, su partido para que nuestros niños y niñas fueran más civilizados y europeos.

Tenía la pluma dispuesta para hablar de los líos que no cesan en Los Barrios y en La Línea, con sus respectivos alcaldes, buscando dinero hasta debajo de las piedras, aunque ambos aplicando un poco de sentido común a través de medidas dolorosas para sus trabajadores, para que el cobro de las nóminas deje de ser una pesadilla. Digo yo y sin ánimo de ofender, qué quede claro, que los animosos pobladores de estos pueblos deberían conocer con pelos y señales los culpables de que se haya gestionado tan mal y con tanto derroche sus dineros, eso que llaman el erario público.

Mi pluma que, insisto, no anda fina, rebusca la esperanza de comenzar la singladura con el pie derecho atando cabos y pensé hablar del teatro Florida, pero Juanjo González se adelantó y me quito las ganas de escribir, total, para decir más o menos lo mismo.

Este curso, me temo, se presenta tenso pero yo me siento plano. Mañana viene Caruana a La Línea a reunirse con la alcaldesa Araujo. Ojalá sean capaces de dar pasos conjuntos que beneficien de verdad a los linenses. La apuesta por el diálogo es la de la sensatez, aunque mucho me temo que con los tiempos que se avecinan, volverán a reinar los seguidores de las bravas arengados por las gloriosas banderas patrióticas de Landaluce.

El regreso no es sencillo, porque la pluma se torna vaga y se te cae de las manos, sobre todo cuando lo único que deseas tener en el zurrón y para siempre se marcha inevitable camino directo al cielo.

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