Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Los zapatos de Pedro Sánchez

Las pretensiones de los secesionistas superan las que se aprobaron en el 'Estatut' derogado por el TC

No hay mejores editorialistas que los humoristas gráficos, oficio reservado a gente de talento, finura y destreza con el lápiz. Los diarios del Grupo Joly podemos presumir de contar con dos en uno, Miki&Duarte, dos malagueños con mucho arte que suman a esta cualidad la de ser buenas personas. Una de sus viñetas más recordadas y premiadas fue publicada en octubre de 2017 y estaba dividida en cuatro escenas: en la primera de ellas se veía a Felipe González colocando un platito de comida a un bebé dragón, ataviado con una senyera; en la siguiente, era Aznar quien servía el plato al aún dragoncito, mientras que en la tercera, el bicho, ya mayor, colmillos afilados y sonrisa inquietante, era alimentado por Rodríguez Zapatero. En la cuarta y última aparecía Mariano Rajoy con armadura, lanza en mano y cara de acongojamiento ante el animal, al que por su tamaño tan solo se le veían ya las patas delanteras, dotadas de unas enormes garras. A espaldas del presidente, tres voces le jaleaban: "¡Venga, dale!". Evidentemente y al igual que sus tres antecesores, no lo hizo. Si hoy añadiésemos una quinta escena a ese dibujo, veríamos en ella tan solo los zapatos desatados de Pedro Sánchez, pero sin Pedro Sánchez, porque el dragón del independentismo se lo ha zampado de un solo bocado.

Desde 1993, con el primer Gobierno con minoría parlamentaria en España, todos los presidentes del Gobierno que ha habido con posterioridad a ese año han transigido de una forma u otra con los nacionalismos, alimentando progresivamente un especimen insaciable de crecimiento deforme y atrofiado que a estas alturas dice no encajar en el Estado español. La escena del actual jefe del Ejecutivo pasando revista a los Mossos en el Palau de la Generalitat acompañado de Quim Torra, como si se tratase de un mandatario de visita en un país ajeno, y el anuncio de su compromiso para abrir una "agenda para el reencuentro" con 44 medidas -en las que los independentistas incluyen la amnistía de los condenados por el Procés, la autodeterminación de Cataluña y "el fin de la represión"- lo dicen todo sobre el momento crítico en el que nos encontramos.

Es obvio que las pretensiones de los secesionistas superan, incluso, las que se aprobaron en el Estatut de 2006 tumbado parcialmente por el Tribunal Constitucional, lo que denota que no asistimos solo a un desafío sin precedentes a la legalidad vigente, sino a un ataque contra los pilares del Estado y a un modelo de convivencia (entre las comunidades autónomas y también entre los españoles) con la aparente complicidad de quien, como el presidente del Gobierno, más debiera defenderlos. Plato a plato y todo por el poder.

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