La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

El zancajazo o la debilidad del Gobierno

El Ejecutivo cede lo mismo ante las protestas de los bares que ante la de los representantes sindicales de la RTVA

Canal Sur es la aldea de los galos que resiste ahora y siempre al gobierno invasor del cambio. El PP exhibe de nuevo una antigua marca de la casa como es la de pegarse el tiro en el pie. El cese de un periodista como Zancajo supone una muestra de tremenda debilidad, es un paso atrás del que algunos pueden arrepentirse por mucho tiempo, y es el sacrificio de un profesional arrojado a las insaciables fauces de unos sindicatos que jamás estarán satisfechos. La prueba es que la jefa de la oposición, la desdibujada Susana Díaz, corrió rauda a celebrar este despido en las redes sociales. El PP le ha dado aire a Díaz. Zancajo era el pimpampún de una izquierda que no acepta el cambio. Y que seguirá sin admitirlo dos años después. Al periodista le cabe el honor de haber sido atacado desde la bancada azul, vilipendiado desde la oposición andaluza, y echado ahora a la hoguera por los que supuestamente eran los suyos. Pocos pueden presumir de tantos enemigos en un oficio donde la categoría te la da precisamente el nivel de tus oponentes. La RTVA lleva ya tres directores de los servicios informativos nombrados en el mandato del actual Ejecutivo. Hace muy pocos días, cuando ya nos olíamos la tostada que se estaba quemando en el Palacio de San Telmo, se lo escribimos al bueno de Mellado: "Juande, sé fuerte". Y no lo ha sido. Probablemente porque es enemigo de los problemas y la huelga le ha sobrepasado. Ocurre que los cargos están para lidiar con problemas. Los índices de audiencia estaban mejor que nunca. Pero eso era y es lo de menos. Se trata de guerras de poder con varios frentes. La lucha sorda entre el PP de Génova y el PP que gobierna en San Telmo, donde siguen latiendo dos conceptos de partido. La presión que ejerce el clan de Málaga, que sostiene a Mellado, un director de la RTVA muy bien visto por los socialistas y al que Elías Bendodo mantiene por su afinidad personal. El odio que Susana Díaz le tiene a Zancajo, al que consideraba, al menos hasta ayer, el Urdaci andaluz. Y, por supuesto, el brillo de Zancajo, que ya sabemos que el brillo siempre, siempre, genera escozor. Con el tiempo se irán viendo las costuras de la operación, quién es quién y en qué posición queda cada uno. Y cada una. Ciudadanos, por cierto, ni ha pinchado ni ha cortado. Zancajo tenía el enemigo dentro, como suele ocurrir. Y cerca, muy cerca. Ocurre que algunos no saben que los próximos serán ellos si no se someten al dictado de los sindicatos. El obstáculo no era un periodista, era y es el sistema que perdura. El Gobierno es débil. Cedió a los bares y ha cedido a unos rancios representantes sindicales. Llena ahí, que ya mismo se terminan de asar los jabalíes.

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