CRÓNICA DE UNA COMARCA

Juan José González

Que esta vez sea verdad

POR fin parece que va a ser verdad, que Algeciras va a poder reabrir su recordado teatro Florida y que la ciudad va a poder contar ya para Navidad con un espacio escénico adecuado para una población de más de cien mil habitantes en el que se desarrollen actividades culturales que desde hace años o no se ven en ella o hay que ir a otras localidades vecinas a disfrutarlas.

El anuncio realizado el pasado miércoles por el alcalde algecireño, José Ignacio Landaluce, durante el acto de clausura del programa veraniego de la Escuela de Música Sánchez-Verdu, en el que pronosticó que el remodelado recinto podría ser inaugurado en un plazo no superior a los dos meses -confiemos que no se equivoque tanto de fecha como lo hizo el anterior equipo de gobierno y que esta vez sí sea la vencida-, debe suponer una previsión ilusionante para todos aquellos algecireños que ansían disfrutar de obras teatrales, zarzuelas, conciertos de música clásica, recitales invernales y otras especialidades culturales durante tiempo prohibidas para ellos, al menos en su propia ciudad, por la falta de un lugar donde celebrarlas.

Si se cumplen las predicciones del regidor, la reapertura del teatro Florida va a convertirse en uno de los grandes acontecimientos del año en Algeciras, pero no sólo eso, sino también en el pilar que deberá marcar la política cultural del Ayuntamiento en los próximos años, porque me imagino que ésta, al menos en lo relativo a la programación, cambiará de forma sustancial de disponer a no disponer de un escenario de estas características. Y ahí es donde este gobierno local tendrá que demostrar su capacidad de gestión, llenándolo de contenido de calidad y convocando una oferta cultural buena y apropiada a ese eslogan Algeciras capital que su primer edil no se cansa de vender a los cuatro vientos, y además abierta a todos los sectores de la población.

Quiero decir con ello que la vida cultural de Algeciras no empieza ni acaba con la inauguración del Florida, pero sí le permitirá -si los responsables municipales andan listos, claro, que esa es otra cuestión- alcanzar otra dimensión muy superior a la de la paupérrima programación a la que los algecireños se han tenido que acostumbrar durante mucho tiempo y de la que también podrían beneficarse las restantes localidades de la comarca.

Si se va por ese camino, los años de retraso que han sufrido las obras de reforma del teatro algecireño -ahí están las hemerotecas para corroborar los múltiples plazos dados para su finalización tanto por responsables municipales como por los de la Diputación Provincial- bien habrán valido la pena; es más, seguro que se recuperarían.

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