La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Sin vergüenza

Sánchez, liberado. Iglesias, a su 'no pasarán'. Ayuso, aupada. Errejón, deglutido. Gabilondo, decorativo

Mientras las vacunas se retrasan. Mientras el plan de alcanzar el 70% de inmunes en verano se abandona. Mientras todo se retrasa aún más porque se paraliza la administración de la vacuna de AstraZeneca (a ver si se aclaran, porque la OMS insta a que se administre). Mientras el paro sigue como está; la tercera ola mengua, pero no se va; y los ciudadanos, hartos de restricciones, parecen empeñados en traer la cuarta abarrotando las calles como si ya estuvieran todos vacunados… Mientras todo esto pasa, los políticos, a lo suyo.

La jugada de Sánchez preparada en Moncloa le estalla en Murcia con réplicas en toda España y un tsunami en Madrid. El escándalo farisaico ante los tránsfugas pasa por alto el escándalo insólito de preparar una moción de censura, no desde la oposición, sino desde el propio Gobierno regional murciano: lo de los tránsfugas de Murcia está mal, pero no lo es menos que Arrimadas haya acabado de hundir Ciudadanos convirtiéndolo en un partido incoloro, inodoro e insípido. Pablo Iglesias largándose de la vicepresidencia del Gobierno para preparar su no pasarán, la batalla decisiva contra el fascismo: "Un militante -ha dicho- debe estar allí donde es más útil en cada momento; tened por seguro que voy a poner todo lo que he aprendido en estos años, toda mi energía, toda mi cabeza y mi experiencia de Gobierno, todo mi corazón y toda la fuerza de mi organización en construir una candidatura de izquierdas fuerte para impedir que la ultraderecha se apodere de nuestras instituciones". De paso invita a Más Madrid a unirse a él, algo muy parecido a una invitación a cenar de Hannibal Lecter porque es un intento de comerse al Errejón que en las últimas autonómicas obtuvo 20 escaños frente a los 7 de Unidas Podemos, y salvar a su partido al borde de la desaparición en Madrid. Y no se olvida de nombrar sucesora e indicarle a Sánchez la remodelación del Gobierno. Se tragará ambas cosas. Porque, además de que tiene tragaderas para eso y más, debe estar dando saltos de alegría por quitarse de encima al mini yo de Lenin. Difícil se lo pone en cambio Iglesias a Gabilondo porque lo que anuncia es un duelo entre él y Ayuso que deja al calmado y educado candidato del PSOE con aire de caballero con peluca y calzas en tiempos de sans culottes. Le queda, en el mejor de los casos, tomar rapé como figura decorativa de un frente popular liderado por Iglesias.

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