El alcalde de La Línea ha hecho llegar al Gobierno de la nación un documento, adelantado el pasado viernes por Europa Sur, en el que expone las demandas que su municipio requiere ante el inminente inicio de las negociaciones con Reino Unido sobre la aplicación del Brexit. La noticia no tendría nada de particular si no fuera porque, como bien denuncia Juan Franco en ese escrito, han transcurrido nada menos que tres años y medio desde la celebración del referéndum de salida y estamos a tan solo tres semanas para que se active el adiós de Reino Unido -y de Gibraltar-de la UE. El documento es importante también porque subraya que las bienintencionadas medidas adoptadas o anunciadas por las administraciones central y andaluza carecen aún de efectos prácticos para que el municipio y, por extensión, el resto de la comarca, puedan afrontar un panorama plagado más que nunca de incertidumbre por obra y gracia de un fantoche como Boris Johnson y las fake news.

Es duro decirlo, pero como colectivo, como sociedad, tenemos un grave déficit por corregir: el Campo de Gibraltar y, particularmente, La Línea de la Concepción, siguen siendo vistos y tratados por muchas personas y responsables políticos desde más allá de nuestros límites territoriales como un fondo de saco -no solo en términos geográficos- en el que confinar problemas que más vale no menear: narcotráfico, contrabando, mafias de la inmigración ilegal y alto desempleo, lo que a su vez genera unas cifras brutales de marginación y desigualdad social. Ni tan siquiera el Brexit, como denuncia con amargura el regidor linense, parece haber logrado despertar a algunas autoridades de su ensimismamiento. Mucho debate de investidura, mucho "conflicto político" catalán, mucha bandera agitada de acá para allá, mucha tinta gastada en hablar del nuevo Gobierno y poco o nada de lo que nos atañe más de cerca. Únicamente la irrupción en el mundo del narcotráfico de jóvenes cachorros, eufóricos por el consumo de cocaína, y sus violentos ataques contra las fuerzas de seguridad han logrado en los últimos años captar la atención de las autoridades en relación a esta tierra, así como de muchos medios de comunicación de carácter nacional e internacional.

Más nos vale abrir los ojos ante un posible Brexit a las bravas. Si fuera así, quedarían en tenguerengue los acuerdos sobre la fluidez de paso de personas y mercancías por la Verja, sobre las prestaciones de los trabajadores transfronterizos, sobre la gestión de los residuos de Gibraltar, sobre la validez de los permisos de conducción y sobre la pesca. Y quizá seguiríamos esperando las prometidas acciones de caracter social en materia de educación, formación profesional y atención específica para zonas empobrecidas. Lo que de verdad nos importa.