La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

De unos vaqueros a Burger King

Pasolini, a propósito de otro eslogan, supo interpretar lo que el anuncio de Burger King representa

Si Burger King se anuncia no casualmente en Semana Santa usando las palabras más sagradas del cristianismo -la institución de la Eucaristía que se conmemora el Jueves Santo- en el eslogan Tomad y comed todos de él. Que no lleva carne y usted se siente ofendido y protesta, sepa que es un estrecho, un beato, un fascista, un Cayetano de cristal según Echenique y cosas mucho peores que me dicen se están vomitando y defecando en las redes.

Como estamos en el año del centenario de Pasolini quiero recordar lo que él publicó el 17 de mayo de 1973 a propósito del eslogan No tendrás otros vaqueros fuera de mí que anunciaba unos vaqueros marca Jesús: "La falsa expresividad del eslogan (…) es el símbolo de la vida lingüística del futuro, es decir, de un mundo sin particularismos y diversidades de cultura, perfectamente homologado y aculturado. De un mundo que, a nosotros, últimos depositarios de una visión múltiple, magmática, religiosa y racional de la vida, se nos aparece como un mundo de muerte. (…) El futuro pertenece a la joven burguesía que no necesita más detentar el poder con los instrumentos clásicos; que no sabe ya qué hacer con la Iglesia, la cual, ahora, ha terminado por pertenecer genéricamente a aquel mundo humanístico del pasado que constituye un impedimento a la nueva revolución industrial; el nuevo poder precisa que los consumidores tengan un espíritu totalmente pragmático y hedonista: un universo tecnológico y puramente terrenal donde puede desarrollarse según su propia naturaleza el ciclo de la producción y del consumo. Para la religión ya no queda sitio".

Pasolini fue más lejos en su análisis crítico del eslogan que L' Osservatore Romano, cuya protesta calificó de "lamentaciones patéticas". Supo ver lo que la Iglesia no vio (y quizás siga sin ver). El 9 de diciembre de 1973 escribía: "Ningún centralismo fascista ha logrado hacer lo que ha hecho el centralismo de la civilización del consumo. (…) La tolerancia de la ideología hedonística del nuevo poder es la peor de las represiones en la historia humana. (…) Ya no se contenta con que el hombre consuma, sino que pretende que no sea concebible otra ideología que la del consumo. Un hedonismo neo-laico, ciegamente olvidado de todo valor humanístico y ciegamente extraño a las ciencias humanas". Por lo visto era un Cayetano de cristal, un reaccionario, un meapilas, un estrecho…

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