EL jueves, cuando volvía a casa y vi el cuerpo en el asfalto de la última víctima de la carretera de Tarifa, me acordé de Manolo, un amigo de chico que se dejó allí la vida cuando regresaba de la Feria. De esto hace más de veinte años y me pregunto cuanta gente habrá muerto en alguna de sus curvas desde entonces. Y lo que es igual de malo, cuánta morirá. En internet se generó un debate curioso: ¿la culpa es de los políticos, que no han conseguido hacer una vía más segura, o de los conductores, que no respetan las señales? Probablemente las dos partes llevarán parte de razón, pero es evidente que sólo uno de estos elementos se puede controlar. Si va o viene de Algeciras a Tarifa está en su mano ser prudente para evitar un accidente. Lo otro, lo de la autovía, es más bien una utopía, así que mientras en los despachos siguen dándole vueltas a tal o cual proyecto tropecientos años más, tenga cuidado ahí afuera.