La última oportunidad

Todo el paquete ideológico de la época Zapatero ha sido conservado y expandido por el PP

Publicaba ayer mismo Lourdes Méndez Monasterio, a propósito del inminente congreso del PP, un resonante artículo que puede leerse como un conjunto de reproches a la deriva del partido desde 2012 -año del anterior cónclave nacional- o como un agudo recordatorio de los valores sobre los que el centroderecha español consiguió sus mejores resultados históricos y la confianza no meramente resignada sino esperanzada y hasta entusiasta, de muchos millones de ciudadanos. Lourdes Méndez sabe de qué habla, no en vano fue, como diputada en el Congreso, una de las contadas voces que se alzaron contra la burlesca reformita del aborto promovida por el PP en la pasada legislatura, actitud que le costó, como a todos los demás diputados y senadores que estuvieron en ello, el ser apeada de las listas electorales de su partido. Como ahora recuerda, cuando ella fue elegida el PP se definía como defensor de "nuestra tradición humanista cristiana e ilustrada", decía proteger "el inalienable derecho a la vida como bien inapreciable e indisponible" y amparar "la dignidad de la persona y el valor de la libertad". ¿Qué queda de todo eso? Hoy, más allá de que el deterioro político de la nación haya medio llenado las urnas de votos resignados y temerosos de males mayores, el PP ha arrojado por la borda un legado que sus dirigentes juzgan como un lastre. Más aún, todo el paquete ideológico de la época Zapatero ha sido conservado y expandido.

El artículo de Méndez Monasterio se llama La hora de la verdad, pero igualmente podría haberse titulado, como este Envío, La última oportunidad. En efecto, como ella escribe, es perentorio que el PP defina los valores que inspiran su proyecto, que reflexione sobre el trato otorgado a sus votantes y sobre las convicciones que debiera compartir con ellos. Muchas personas, calladamente, como es norma de los sectores sociales y políticos que nutren al PP, tienen puestos los ojos en un congreso que se equivocará si cree que el partido puede seguir en la indefinición actual. Antes o después la gran marejada conservadora que inunda a Occidente llegará a España y sería muy bueno que encontrara en el PP un referente sólido y bien fundado en los principios que lo convirtieron en el principal apoyo de la democracia. Dejarse llevar por la corriente más y más hacia una izquierda desarbolada será una pésima opción.

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