Diafragma 2.8
Paco Guerrero
De facilidades
El 2 de septiembre Pedro Sánchez dijo en TVE que presentaría los Presupuestos Generales del Estado. Lo dijo con voz firme, pero una vez más mintió. A sabiendas. Desde el Ministerio de Economía y Hacienda, funcionarios que conocen bien cómo funcionan el trámite de elaboración de los PGE, cuentan que allí no se mueve nada. Mintió por tanto también María Jesús Montero cuando hace pocos días dijo en sede parlamentaria que quedaban solo unos ajustes por hacer.
Ese lunes 2 de septiembre Sánchez demostró que no le importan los Presupuestos ni el Parlamento. En unas mismas declaraciones, mentira y dejación de sus responsabilidades como jefe de Gobierno. Bingo. “Quiero ser muy claro, vamos a presentar los Presupuestos. Vamos a pelear para aprobar esos Presupuestos en las Cortes Generales”, para aclarar a continuación que, si eran rechazados, continuará gobernando porque “dispone” de los medios que le permiten avanzar en la agenda social y la inversión de los fondos europeos. Otra falsedad. Los fondos europeos están llegando a cuentagotas, porque desde Bruselas exigen información detallada sobre su destino y sobre el de las partidas entregadas anteriormente. Por otra parte, la agenda social existe sobre el papel, en el último año el Congreso ha rechazado los decretos más importantes, y en estos momentos Pedro Sánchez no cuenta con el respaldo de los socios de investidura. Por no mencionar que Bruselas y la comunidad internacional saben perfectamente que España cuenta con un Gobierno inestable, en minoría, y que además la corrupción lo impregna. Sánchez no va a recibir buenas palabras cuando pida apoyo político, y dinero, a las instituciones internacionales.
Para mantenerse en Moncloa no dudará en hacer promesas de imposible cumplimiento. Se le llena la boca anunciando ayudas y subvenciones, incremento de las pensiones, subidas salariales y bonos para toda clase de conceptos relacionados con la vida cotidiana. Siempre en clave electoral, muy atento a los mayores, a los pensionistas. Los jóvenes han huido de la izquierda, se sienten desatendidos; forman parte de una generación que ni en sueños alcanzarán las cuotas de bienestar de sus padres y abuelos, y se enfrentan a retos, como la vivienda, que este Gobierno es incapaz de resolver. Los presidentes de Gobierno democráticos dimiten cuando no les aprueban los Presupuestos. Sánchez lleva tres años sin ellos.
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