Están tocando fondo

La campaña catalana está adquiriendo perfiles de astracán o, mejor dicho, de 'astracat'

La histeria de izquierdas y nacionalistas no es una buena noticia, pero es la noticia. Están tocando fondo. La campaña catalana no deja lugar a dudas.

No la dejó ya la elección de Illa como el mejor (¡mejor!) candidato del PSOE, ministro de Sanidad inoperante durante una pandemia devastadora. Pero ahora, metidos en harina, el panorama es más esperpéntico todavía.

Ya no llaman "fascistas" a los de Vox, porque se les gastó el insulto de tanto usarlo y porque, visto lo visto en los pueblos de Cataluña, más vale no mentar el concepto no vaya alguien a caer en la cuenta. Ahora los más motivados los llaman directamente "nazis" (con un candidato negro, pero bueno), mientras le hacen la ola a Otegui, que presume de décadas de lucha. Sincronizadamente, Albano-Dante Fachín [sic] ha defendido la violencia contra los actos de Vox comparándola a la de los ejércitos aliados que luchaban contra Hitler. Ea.

La parálisis de la policía autonómica en esos ataques a Vox también es un hundimiento con todas (quiero decir, con ninguna) las de la ley. Por tres razones. 1) Transmite una imagen de desierto legal sin oasis catalán por ninguna parte. En el resto de Europa estarán alucinando. 2) Inviste a los candidatos de Vox de un aura épica que estoy seguro que no está entre las intenciones de los dirigentes de la Generalidad, pero no se les ocurre otra cosa. Y 3) hace antipedagogía con los jóvenes nacionalistas, a los que sólo adiestran en el bandolerismo y en ponerse el mundo por montera, si me perdonan la españolísima expresión.

Todavía más bajo: la seguridad jurídica que rodea a los comicios está adquiriendo caracteres inexistentes y venezolanos. Se habla de suspender el recuento si las cosas van muy lentas. ¿Eso qué es? Y eso no es todo. ¿Qué ha pasado con las medidas de prevención contra el Covid? ¿Arruinaron a la hostelería para esta juerga?

Más. Al Gobierno central, ya desbordado por el tratamiento de la crisis sanitaria y por la camuflada crisis económica, le explota una crisis política (con imágenes de intifada palestina) sin que sea capaz de decir esta boca es mía. El parlanchín Pedro Sánchez ha enmudecido, y tanta mudanza en su costumbre sólo puede significar… que está tocando fondo.

Quevedo miró los muros de la patria nuestra y no halló cosa donde poner sus ojos miopes que no le recordase a la muerte. Miren ustedes a ver si atisban algo ahora donde no estemos tocando fondo.

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