Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Los tiempos que vienen

"La conformación del nuevo Ejecutivo será consecuencia directa de la voluntad de los andaluces, sin fraudes"

Cuentan que en los tiempos del viejo El País, Cebrián solía dirigirse de vez en cuando a Haro Tecglen para pedirle que se encargase de redactar el editorial del periódico del día siguiente, ya fuera sobre la última reforma laboral, las consecuencias de la política exterior de EEUU o el cese de un ministro. Entonces, aquel niño grande, levantaba la cabeza de la pantalla verde del ordenador, arqueaba la ceja y preguntaba en voz alta y mucha sorna a su director: "¿Lo quieres a favor o en contra?".

La anécdota viene a cuento porque cualquiera de nosotros, a poco que nos despojemos de prejuicios, filias y fobias, podemos encontrar en cualquier acontecimiento del que tengamos noticia un amplio abanico de interpretaciones plausibles. Quienes nos dedicamos al oficio de analizar la actualidad -los pistoleros a sueldo no entran en esta categoría, lo siento- nos vemos obligados a ello a diario. Una de las preguntas más recientes a la que hemos tratado de responder es la siguiente: ¿Hacen bien PP y Cs en servirse de los votos de Vox para alcanzar el Gobierno de la Junta de Andalucía? Pues depende, como diría Haro Tecglen.

Partamos del hecho de que la conformación del nuevo Ejecutivo será consecuencia directa de la voluntad expresada por los andaluces el 2 de diciembre, tanto por los que se quedaron en su casa y se abstuvieron como por quienes decidieron de forma mayoritaria dar su apoyo a los partidos situados en el arco ideológico del centro-derecha. Por tanto, nada de fraude ni de Gobierno ilegítimo, de la misma forma que durante 37 años hubo gobiernos presididos por socialistas, unas veces en solitario y otras en coalición. Siempre será mejor, además, que la comunidad autónoma salga lo antes posible de la interinidad actual y cuente con un nuevo presidente. Por lo pronto y como ejemplo a seguir, PP y Cs han puesto negro sobre blanco el contenido de lo firmado.

En cuanto a Vox, son lógicas todas las precauciones teniendo en cuenta que su líder, Santiago Abascal, quiere acabar con las leyes contra la violencia de género -47 mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas en 2018, una a la semana-, memoria histórica -¿qué pensaría si fuesen su abuelos los enterrados en una cuneta?-, el matrimonio homosexual -oiga, que andamos ya por el S.XXI...- y que expulsaría cristianamente a todos los migrantes que hayan entrado en España de manera irregular: ¿También a los 131 niños no acompañados llegados a Crinavis a bordo del Open Arms, huyendo de la guerra? ¿Y a dónde mandarlos, si no existen convenios de repatriación con sus países de origen?

Con estos mimbres, además de gobernar, una de las tareas de PP y Cs, como la de PSOE y Adelante Andalucía, será impedir que la política se convierta en un fangal.

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