La tertulia de los 'gin-tonics'

Según mi amigo, "el problema de Sánchez es que cae mal, y punto. Haga lo que haga, no nos gustará"

Mi amigo es un fino analista de la actualidad y me gusta escucharle porque sus aciertos siempre vienen avalados por datos reales que justifican como razonables sus augurios. La semana pasada, en una de esas tórridas tertulias de sobremesa veraniega, tras dar un repaso a las series que cada uno de los comensales estaba viendo, comenzamos a hablar de política.

El mayor de todos nosotros comenzó elogiando a Pedro Sánchez. Siempre le gustó ir por libre y esta vez no iba a ser diferente. Dijo que era sabedor del escaso fervor que el presidente de Gobierno despertaba entre la parroquia, pero que a él eso le parecía injusto. A su favor explicó que le habían tocado todas las plagas: Covid, Filomena, incendios y una guerra en la que nos guste o no, estamos participando de sus consecuencias económicas. Que era el suyo el primer Gobierno de coalición de nuestra historia; que sus socios dejaban mucho que desear; que tenía a todos los medios en contra porque hasta los teóricamente afines hubiesen preferido un PSOE más a la antigua usanza; y que, pese a todo, de un modo u otro había logrado adormecer el desafío independentista catalán, aprobar unas cuantas leyes importantes y mantener al país en pie en medio de la tormenta perfecta. Y que enfrente sólo se encuentra un PP que sigue sin romper con la corrupción, y cuya gestión al frente de la oposición sólo se caracteriza por el boicot permanente y la negativa a cualquier acuerdo. A partir de sus comentarios, la charla se agitó porque la mayoría se mostró en profunda discrepancia y los hubo quienes definieron a Sánchez como un comunista que sólo buscaba su propio poder cediendo ante etarras e independentistas. Sus palabras definiendo el apocalipsis, contrastaban con los deliciosos gin-tonics que todos teníamos ya entre manos. Pero ¿acaso no hemos estado durante décadas pidiendo a los proetarras que pasaran de las armas a la política? contratacaba quien abrió el debate. Y ahora que lo hacen, seguimos quejándonos, concluyó.

Mi amigo, escuchó en silencio y cuando el debate se agotaba, añadió solemne: "El problema de Sánchez es que cae mal, y punto. Haga lo que haga, no nos gustará".

Antes de la partida de cartas con la que terminaban todos los encuentros en la sede de la Peña del Club de fútbol de nuestros amores, pedimos otra ronda de gin-tonics y comentamos que los fichajes del equipo eran buenos , por lo que la nueva temporada nos generaba ilusiones a todos por igual.

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