LA relación entre el gobierno local de Los Barrios y los sindicatos atraviesa sus peores momentos. Ambas partes permanecen enrocadas en sus posturas sin moverse un milímetro. Las centrales rompieron el silencio tácito de los primeros cien días de gobierno reclamando la dimisión del alcalde andalucista, Jorge Romero, a sólo 66 jornadas de asumir el cargo; la Alcaldía responde con una aplicación a rajatabla de las condiciones laborales y salariales que pone en riesgo servicios básicos como la Policía Local durante las noches. También han caído a la mitad las horas de liberación sindical. Y, mientras, la desgana crece a marchas forzadas en una plantilla a la que se siguen debiendo dos nóminas. El Ayuntamiento se convierte en una especie de olla express que de estallar se llevará por delante a los 23.000 vecinos pese a ser éstos a quien deben su labor ambas partes que siguen sin encontrar la necesaria concordia.