El teatro escondido

En el Embarcadero logran, pese a la modestia del presupuesto, que figuras del jazz se desplacen a Algeciras

Por muy bien que conozcas tu ciudad, el nombre de sus calles y la ubicación de cada una de ellas, aunque guardes la memoria de las fachadas y las plazas donde jugaste de niño, siempre es posible encontrarse con una sorpresa. Cuando uno era joven, por lo menos en mi caso, pareciera que paseando nunca mirabas hacia arriba, porque ya de mayor un día lo haces y descubres, por ejemplo, la torre de esa iglesia al final de una calle, que te aporta una nueva y bella perspectiva. No podía imaginar que en las entrañas de una humilde Asociación de Vecinos, la del Embarcadero, hubiera un pequeño teatro, al que se accede desde una escalera que desciende hasta un semisótano. Tiene el tamaño de un salón de actos y el encanto de una obra hecha sin lujos, pero con el trabajo manual y solidario de un grupo de vecinos. Podría ser un local ideal para el ensayo de un grupo de teatro. Por supuesto, no cuenta con calefacción, pero puedo asegurarles que en él se viven las noches musicales más cálidas, por ejemplo el reciente recital íntimo de Tito Alcedo y Nono García. Un grupo entusiasta de aficionados al Jazz, Rizoma Records, organiza allí una serie de conciertos, cada año, que tienen un secreto especial. Pese a la modestia del presupuesto que manejan, logran que figuras del Jazz se desplacen a Algeciras, por el ambiente que músicos y espectadores son capaces de generar. El tamaño del local no es impedimento, puesto que el Jazz, como el Flamenco, se degusta mejor en la intimidad. Para colmo, a la calidad musical que se ofrece, se añade algo que siempre va unido a este tipo de conciertos: buenos bocatas, inolvidables los de lomo y pimientos de Mendizorroza, en el Festival de Jazz de Vitoria, y cerveza de calidad.

Recuerdo mi visita a la catedral del Jazz en Nueva York, el Birdland Club, en Manhattan. En el antiguo local, tocaron Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Thelonious Monk, Miles Davis o John Coltrane. En el actual, Oscar Peterson, Pat Metheny y Diana Krall, entre otros. De la música no tengo quejas, pero antes que la picante comida cajún que allí sirven, ¿qué quieren que les diga?, prefiero los bocatas del Embarcadero. Sería hermoso que con la experiencia que tenemos con el Festival de Paco de Lucía, se montara otro festival veraniego, dedicado al Jazz, en el Parque María Cristina. El presupuesto, no sería excesivamente caro, los aficionados del Campo de Gibraltar, están garantizados y se podría contar con el know-how de Rizoma Records, para la organización. Yo, ahí lo dejo...

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios