La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Una tasa sobre el turismo

La tasa turística no disuade a los viajeros, es moneda común en las ciudades europeas y permite mejorar al sector

Al alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, le han frenado en seco en su proyecto de implantar un gravamen especial a los viajeros que pernocten en la capital andaluza. Bueno, no a todos los viajeros, sino específicamente a los turistas. Esto se llama tasa turística y está en vigor en más de ciento cincuenta ciudades europeas, entre ellas todas las capitales importantes (excepto Londres). En muchas se cobra al turista un porcentaje sobre el precio de la habitación y en otras una cantidad fija por noche.

Suelen ser, en todo caso, cantidades modestas, que se pagan ya al reservar la habitación o al abonar la factura final, y que no resultan disuasorias del turismo de masas. No creo que haya muchos ciudadanos que dejen de visitar Roma, Lisboa o París por no desprenderse de los 3, 1 y un máximo de cinco euros al día, respèctivamente, tras haberse gastado varios cientos por cada noche de habitación y en vuelos, taxis, restaurantes, regalos y chucherías.

Quien ha contradicho a Muñoz ha sido el consejero de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Arturo Bernal. Sin argumentos. Sólo ha dicho, abruptamente, que "ahora no toca" debatir una iniciativa que "aparece como el Guadiana". No toca porque así lo decide él, claro, que es quien dispone de las competencias en la materia. Y aparece como el Guadiana, y seguirá apareciendo, porque nunca se ha afrontado en serio.

La actitud del consejero es cerrada y autoritaria. La iniciativa del alcalde sevillano -consta que otros alcaldes la comparten, incluyendo a los del PP- resulta modesta: no pide que la Junta imponga la tasa turística, sino tan sólo que la permita para que cada ayuntamiento decida libremente si la aplica o no y en qué cuantía. Más aún, solamente demanda en realidad que se abra un debate con el sector turístico, munícipes y gobernantes autonómicos tratando de llegar a un acuerdo.

Se trataría, en todo caso, de asegurar que los millones de euros recaudados cada año gracias al nuevo impuesto tuvieran un carácter finalista: engoosarían las arcas del Ayuntamiento en cuestión, pero con destino a la promoción y el desarrollo de infraestructuras, actividades turísticas y conservación del patrimonio. que es en gram medida lo que hace que los turistas vengan a Sevilla, Málaga, Córdoba o Granada y no a Bulgaria, que es mucho más barata. Y si la tasa no castiga a la demanda, ¿qué problema hay? Pregunto al consejero.

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