La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

La sombra sanchista de Espadas

Aún de perfil la sombra sanchista de Espadas era tan abultada que se evidenció que cantaba la canción de Moncloa

Me preguntaba cuál sería la opinión de Espadas -sobre todo como aspirante a encabezar la lista de su partido en las futuras elecciones a la Junta- sobre los indultos. Lo supe después de que Herrera lo entrevistara ayer en la Cope. Se puso de perfil. Una vez "oídas las razones jurídicas", dijo, esperaba "oír las razones políticas" y "conocer en profundidad los argumentos que pueda manejar el Consejo de Ministros" para formarse una opinión sobre una decisión "tan compleja, de tanta profundidad en este momento y en esta coyuntura política". Eso sí, lo hará "despojándose de esta especie de manta de desgaste permanente y crítica absoluta a todo lo que diga el Gobierno de Pedro Sánchez" y con la confianza puesta en el presidente y el Consejo de Ministros, donde, afirmó, "se van a ponderar todos los elementos, tanto los jurídicos, desde el punto de vista de la legalidad vigente, como los políticos, también desde el punto de vista de la prerrogativa que tiene el Consejo de Ministros en esta situación".

Aún de perfil proyectaba una sombra sanchista tan abultada que, por mucho que intentó equilibrar las razones jurídicas (tan claras después de lo manifestado por el Supremo) y las políticas, se evidenció que cantaba la canción de Moncloa. Ninguna sorpresa. El sanchismo, ya saben. Es hora de adhesiones inquebrantables. El DiCaprio renacido tras su defenestración no perdona. Es tan evidente el absurdo de plantearse indultar a quienes, además de no arrepentirse de los delitos por los que han sido juzgados y condenados dicen que volverán a cometerlos, que sólo desde dicha adhesión puede entenderse la posición de Espadas.

Debería preocupar que aspire a presidir la Junta quien se muestra incapaz opinar con independencia ante una cuestión tan clara y grave. Lógicamente no va a pronunciarse contra su partido y su líder. Pero podría haber optado por las largas cambiadas que dio Felipe González en El hormiguero la noche antes. Que remató, eso sí, con su oposición al indulto. Es que González ya nada espera, me dirán, mientras que Espadas espera mucho. Cierto. Pero triste. Recordé la vieja anécdota del periódico sevillano al que llegó un nuevo director del norte que contaba unos chistes horrorosos. Todos los redactores, menos uno, se partían de risa. Molesto, le preguntó si no le hacían gracia. El buen hombre le contestó: "¡Uy, mucha!… Pero me jubilo mañana".

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