La apasionada exaltación hecha por políticos de todo pelaje del estado de las autonomías, en razón (nada es casual) de las recién celebradas elecciones en Andalucía, coincidió en el tiempo con la presentación en sociedad de la plataforma ciudadana "España Siempre" que defiende precisamente todo lo contrario, esto es, la eliminación de las Comunidades Autónomas. El proyecto ha sido impulsado por una treintena de intelectuales, periodistas y profesionales de distintos sectores encabezados por Ignacio Camuñas, José Luís Garci, Luís Alberto de Cuenca, Sánchez Dragó y Alejo Vidal Cuadras. La plataforma sostiene que la desaparición de los Ejecutivos autonómicos propiciaría una eficaz solución para la desigualdad actualmente existente entre los ciudadanos españoles en relación a sanidad, educación, impuestos y retribuciones (en empleos públicos) y un sustancial ahorro de los recursos oficiales que redundaría en un estado más barato y, por ende, en una disminución de la presión fiscal. Denuncian el sistema de las autonomías por innecesariamente complejo en su funcionamiento, excesivamente costoso y despilfarrador y por servir, de facto, de "agencia de colocación" para los partidos que utilizan el entramado político y administrativo de esta suerte de virreinatos para repartir prebendas y premiar fidelidades y vasallajes. En su lugar propugnan una España unitaria, con un solo Gobierno, un Tribunal Supremo y un único Parlamento y son partidarios de un cambio de la ley electoral que nos permita elegir directamente a nuestros representantes (en lugar de listas cerradas y bloqueadas) para, de esta forma, garantizar una nación de ciudadanos libres e iguales. En cierta manera, esta nueva plataforma ciudadana asume el papel del niño del cuento "El traje nuevo del emperador" (Unos estafadores convencen al rey para fabricarle un traje de una tela tan suave y delicada que apenas es perceptible y que tiene la propiedad de ser invisible para los necios e incompetentes. Por temor a ser tachado de imbécil, todos alababan el traje hasta que en el desfile un niño dijo: "¡Pero si va desnudo!"). El estado de las autonomías es tan fraudulento como la prenda del rey y "España Siempre" es ese niño que expresa lo que todo el mundo con sentido común ya sabe: los únicos que se benefician de él son los embaucadores políticos que nos lo venden. Ya en el último tercio del XVIII, Adam Smith criticaba el intervencionismo estatal y los derroches y gastos inútiles que acarreaba el mantenimiento de reyes y ministros, llegando a considerar -con excepcional clarividencia- al estado como el potencial enemigo del ciudadano trabajador y cumplidor de las leyes. El estado pequeño y funcional por el que él abogaba está en las antípodas de nuestro régimen autonómico. Así que no se dejen engañar por las promesas y agasajos de los políticos en campaña electoral. Lo único que persiguen es conseguir (o, en su caso, conservar) sus decimonónicos privilegios.

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