Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

En el recuento, Metheny

Mientras el jazzista total estadounidense nos flipaba, el recuento daba gran mayoría a Juanma

La gente en la cola para entrar al concierto mencionaba al concertista de esa forma tan española en la que decimos los nombres de los músicos extranjeros; como nos sale de las narices: "Pat Méseni", o "Pat Méceni". Nos da igual como se diga su apellido -quizá "Pat Mecini", llana y no esdrújula- en Misuri, adonde nació este virguero absoluto y tocador del alma del oyente con su música única, hace 67 años (no es que sean muchos ni pocos, pero su aspecto y su actitud en el escenario no daban pie más que a el asombro, la tensión y, a la postre, el embeleso sensual de la audiencia, de edad media no muy lejana a la suya). Somos los andaluces descarados para muchas cosas, pero muy nuestros -los complejillos, echados para adelante- para pronunciar, valga como un poner, U-2 u-dos, a cascoporro: "¿Cómo que 'iuchú? ¿Qué te pasa en la boquita?". Tiene su gracia identitaria la cosa, y a identidad nos ganan pocos pueblos en este país; no te digo pronunciando. En fin, el monumental concierto de Pat Metheny del día de las elecciones de Andalucía tuvo como aliño cómplice de primera categoría a dos músicos muy jóvenes: un teclado y un batería (llegué tarde a tecladista y baterista). Una vecina de asiento los bautizó como "los becarios": genial. Cuando "Méseni", "Méceni" o "Mecini" grababa sus primeros discos, ellos estaban en la mente del Señor del jazz.

En medio de una nube flipada, serena y feliz, la gente vació el auditorio cuando el recuento confirmaba la mayoría absoluta del PP en las autonómicas, unos comicios que los analistas políticos señalan como laboratorio, preámbulo y marcador de tendencias electorales nacionales. Una ocurrencia ha hecho furor ayer lunes: cambiar el nombre de Despeñaperros por el de "Despeñapedros". El susanismo afila sus cuchillos. Vox paga como pardillo -algo colonial, en el caso de la mosqueada Olona- el exceso de pecho fuera que pagó poco antes, con otra ética y estética, Podemos (o lo que sea en cada momento y lugar). Los becarios asamblearios de la derecha y la izquierda se caen del cartel de pactos y gobiernos. Eso es lo que la gente quiere: una vuelta al bipartidismo fáctico que obliga a los gobernantes a gobernar, y no a pactar e intercambiar estampitas de espaldas a sus obligaciones. Me lapidarán ante su café los metehenistas, pero como reza el título de una canción de Metheny para ser gozada en la intimidad, quizá compartidaque se llama Are you going with me?, o sea ¿Vienes conmigo?, puede aplicarse a un PP al que la gente le ha dicho muy mayoritariamente: sí, me voy contigo 4 años.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios