Nicolás Barroso

La rebelión de los majaretas

Hace unos años, cuando venías de Cádiz por la carretera de la costa, a la altura de la Barrosa, te topabas con una gran pintada que decía: "Si te zumban los oídos, los americanos te están espiando con láser". La primera vez que la vi, pensé que el autor era, o un loco o un cachondo. A fin de cuentas, ya lo habían avanzado Simon&Garfunkel en "The Boxer": "Las palabras de los profetas, están escritas en las paredes del Metro", pero hay profetas y profetas. Los hay inofensivos, como los "terraplanistas" y muy peligrosos como los "antivacunas". Tengo para mí que el magnicidio de Kennedy que más que un asesinato, fue una romería de asesinos, propició la confusión de tal manera, que todo el mundo vio en ello, conspiraciones. Ahí nacieron los "conspiranoicos".

En el fondo, todo nace del gustito que siente el ser humano, cuando cree conocer algo que los demás no saben. Es tan fuerte esa pulsión que, unida a la avaricia, es aprovechada hábilmente por los estafadores para aligerar a sus víctimas. Prueba de ello es que timos tan conocidos como la estampita o el nazareno, se siguen dando hoy día.

Luego están los "negacionistas" de distintos signos que pese a los testimonios de los que lo sufrieron y las horripilantes fotos, dicen que el Holocausto fue una invención de los judíos. Otros niegan el genocidio de Stalin o que el hombre pisara la luna.

Ahora, a un grupo le ha dado por negarse a usar la mascarilla, porque dicen que el Covid, es una invención de el poder, aliado con las farmacéuticas, la mafia, los masones, los rosacruces y otras fuerzas del maligno. Ellos y sólo ellos, saben que el coronavirus lo provocan ¡la vacuna de la gripe! y el 5G. Todos estos colectivos de majaretas, se agazapaban en las redes sociales, pero ahora les ha dado por juntarse y salir a la calle y son un montón, 2500 se manifestaron en Madrid.

Los convocaba un extraño profesor de Yoga. Digo extraño, porque yo creía que el Yoga, serena a la gente, pero este maestro, al contrario, la encabrona. Dio su apoyo a la protesta, el "amante bandido" Bosé que se marcó un capitán Araña, ya saben el que embarcó a todos y él se quedó en España. En la concentración muchos iban con la mascarilla puesta, demostrando que sus ideas no tienen continuidad.

Cuando había manicomios, al menos sabíamos los locos que teníamos. Ahora caminan entre nosotros y por lo visto, van creciendo. Tenga usted miles de muertos en la memoria y una economía nacional hecha añicos y encima hay que soportar a un rebaño de iluminados con pancartas imaginativas. Como dijo Alfonso VI al Cid: ¡Lo que hay que ver!.

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