De pura cepa, por lo menos

Al saber que Antonio López Canales era el Pura Cepa de este año, me he preguntado ¿nada más?

La grata noticia, bien ajustada a lo que debe ser, de que haya sido elegido nuestro Antonio López Canales, Especial de Pura Cepa, me ha puesto a reinar -expresión en desuso, que se utilizaba en mi infancia y en esta tierra mía, para quedarse pensando sin prisa y con afán retrospectivo- sobre esa generación de transición a la modernidad que algunos hemos llamado la Generación del Cronista; aludiendo a la personalidad del que pudiera ser el más representativo de sus miembros, Luis Alberto del Castillo. El Instituto (sic) que acogió a medio hacer, en 1942, a los alumnos que cursaban sus primeros estudios en un casino habilitado, El Kursaal, cuando éste se incendió, y que acertadamente mantiene en su frontispicio la espléndida leyenda "Instituto Nacional de Enseñanza Media", podría ser -ya lo he apuntado en ocasiones- el icono cultural de esa significativa generación de algecireños, y no sólo de algecireños, cuyo contenido y proyección son fundamentales para entenderla en todas sus dimensiones.

López Canales pertenece a todo el Campo de Gibraltar, pertenece a su esencia histórica, San Roque, porque tiene en esa querida ciudad, de la que somos todos un poco, mucho de sus raíces, de sus amores y de su crianza; y porque nació y vive en Algeciras, donde completó básicamente su maduración. En ese instituto, en el que yo también me hice y adonde habita mi alma por temporadas y a instantes, el artista fue más que ninguno de nosotros, porque también fue catedrático. No puedo hacerme a la idea de la ilusión inmensa que me habría hecho a mí tener ese privilegio. He recorrido como alumno y como profesor centros que habrían colmado las expectativas de cualquier universitario; pero de ninguno tengo tanto amor acumulado como de esa institución que ahí está, en los altos de El Calvario, frente a la Fuentenueva, cerca de la curva de la carretera de Cádiz a Málaga, que nos dirige al viejo barrio del Hotel Garrido y nos conduce hacia el cruce de La Bajadilla.

A fuer de ser sincero, debo decir que, al saber que Antonio López Canales era el Pura Cepa de este año, me he preguntado ¿nada más? Son los elegidos los que prestigian la elección y a los electores, los que ennoblecen las distinciones, los que engrandecen, en fin, la categoría de las menciones. Casi nunca se tiene en cuenta esta evidencia; siendo tan elemental. Al Pura Cepa acaban de darle más vida, más sustancia, más verdad.

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