La tribuna

El pueblo venezolano calló a Chávez

LA mayoría de los venezolanos le dijo NO a una consulta en la cual Chávez pretendía cambiar su Constitución para modificar el modelo político y económico allí establecido y convertir a Venezuela en un Estado socialista, incorporando "perlas" como la posibilidad de reelegir indefinidamente al presidente de la República. Por un estrecho margen, la oposición, derrotada en forma contundente hace apenas un año, se repuso y le negó su pretensión de terminar con la democracia formal de ese país.

Tras una angustiosa espera de ocho horas, la presidenta del Consejo Electoral anunció a Venezuela y al mundo el triunfo del NO por 50,70% contra 49,29% del SI, y a continuación, en los albores del nuevo día, Chávez, rodeado de su gabinete y ante la prensa extranjera, reconoció su derrota electoral, pero advirtió con la expresión "por ahora no pudimos", acuñada en su primer fracaso político 15 años atrás, la no muerte de su proyecto reformador, agradeció a los venezolanos su comportamiento y mandó a sus vencedores a festejar pacíficamente su victoria. Una actitud tranquila y conciliadora de claro contraste con la arrogancia y vehemencia desafiantes mostrada durante la campaña, a pesar del resultado tan estrecho, "pírrico" quizás, como lo señalara en su alocución, pero una postura reivindicatoria, porque sus detractores ya no podrán acusarle de manipular las instituciones a su acomodo y ello enaltece al Consejo Electoral.

Para bien de Venezuela, de la región y también del propio Chávez como presidente, este resultado tiene el efecto inmediato de un bálsamo refrescante indispensable para repensar y reordenar tantas actitudes, ideas y propósitos como los barajados en estos últimos meses por el gobierno y la sociedad venezolanos, y aun cuando es muy prematuro para evaluar cabalmente sus efectos, algunos de ellos son ya claros y tienen consecuencias como las siguientes.

La arrogancia y la prepotencia son los peores consejeros para dirigir una sociedad y, en este sentido, Chávez tiene el enorme reto de evaluar si su orgullo y soberbia de las últimas semanas son inferiores a la sensatez y la cordura de un líder inteligente y conciente de sus responsabilidades y de sus compromisos con la historia, y así como lo hizo esta madrugada con sus opositores, revisa situaciones como las creadas con el Rey de España, cesa sus amenazas a los españoles y en su lugar los invita a doblar la página y buscar mejores escenarios para sus relaciones. De la misma manera si el sentimiento y afecto mostrado con los colombianos, en especial con los secuestrados por la guerrilla, se coloca por encima de los desaires provocados por el presidente Uribe y mantiene su disposición a ayudar a su liberación, si ello le es posible, empezando por no afectar las relaciones políticas y económicas de estos dos pueblos hermanos, y en fin, si es capaz de desagraviar a tantos agraviados cuando las emociones negativas hicieron fácil presa de su humanidad y de su verbo. Porque una actitud contraria, a la que muchos temen, dentro y fuera de Venezuela, significaría su entrada, esa también "irreversible" como la tendencia del referéndum, al infierno dantesco de los fracasados.

La oposición en Venezuela también tiene un reto formidable, muy superior al suceso en estos comicios, porque su futuro no se puede basar en hacer anti-chavismo a ultranza sin proponer nada claro y concreto, olvidándose muchos de ellos de ser los causantes del nacimiento de este caudillo, a quien no deben considerar ya derrotado, puesto que sólo ha perdido una batalla y no la guerra. Su "pueblo" como suele llamarlo el presidente, le dio la espalda en un 40%, no por irse con esta oposición, sino porque no entendió bien el sentido de la propuesta y no encontró en el monosílabo SI las mismas letras del vocablo Chávez, como un año atrás.

La propuesta de reforma de la Constitución no está tampoco muerta en su integridad porque buena parte de ella es posible desarrollarla en el marco del "librito azul" de Chávez, ahora claramente reconocido y aceptado por la oposición, cuya orientación ya tiene un claro sentido social, y sin duda, su desarrollo le va a permitir una buena ambientación a otros temas de mayor profundidad socialista. Desde luego quedarán congelados los temas geopolíticos y políticos de las comunas y nuevas comunidades, los económicos tendientes a concentrar el poder en el presidente y afectar la propiedad privada, y esa extravagancia de la reelección indefinida.

Paradójicamente, el más feliz con el resultado debe ser hoy el propio Chávez, como él mismo lo manifestara en su alocución de ayer "ý ya salí del dilema y estoy tranquilo, espero que los venezolanos también", y no es para menos porque este proyecto reformador era una locura producto de la embriaguez ocasionada por el licor del poder, y la resaca de estas borracheras es siempre insoportable.

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