Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Una promesa cumplida y una reunión inoportuna

Quedan asuntos destacados: la colaboración policial, el control aduanero, los derechos ciudadanos y la protección del medio ambiente

Nada más terminar la decisiva cumbre de Bruselas en la que España logró de la Comisión Europea la friolera de 140.000 millones de euros para combatir el coronavirus y sus consecuencias, Arancha González Laya dio cumplimiento a su promesa de conocer en detalle y de primera mano la situación de un territorio tan singular como el Campo de Gibraltar. En poco más de 24 horas, la ministra de Exteriores se reunió con prácticamente todos los representantes institucionales y tomó nota de sus demandas en los ámbitos del empleo, los servicios sociales y las infraestucturas. No obstante, ya tenía pleno conocimiento de muchas de ellas, como dejó constancia en la entrevista concedida a Europa Sur poco antes de llegar a la comarca.

A pesar de los desengaños acumulados y de las distorsiones que los partidos nacionalistas pueden provocar a la hora de aprobar los Presupuestos Generales del Estado de 2021, la presencia de la ministra y esa montaña de millones deben marcar un nuevo periodo para el Campo de Gibraltar, que desde hace dos años -justamente, por la falta de unos presupuestos- espera la puesta en marcha de su Plan Integral. Es decir, desarrollo social y económico, además de más policías y guardias civiles en las calles. Frente al austericidio aplicado en Europa para tratar de frenar la crisis desatada a finales de la década pasada, el objetivo ahora es poner en práctica un programa de inversión pública como nunca antes se había visto para levantar la economía en el plazo de pocos años. Es ahí donde deben entrar en juego la construcción de la Algeciras-Bobadilla, el desdoble de la N-340, la circunvalación de la A-7 a la altura de Algeciras o los accesos norte y sur de esta última.

La presencia de González Laya en La Línea y Algeciras estuvo motivada de forma particular, como titular de Exteriores, por la activación del Brexit a partir del 1 de enero próximo. En ese contexto situó en su "agenda no oficial" una reunión con el ministro principal de Gibraltar que ha levantado una polémica más que justificada. Por más que el ministerio haya insistido en que España solo negocia con Reino Unido y que el Peñón sigue siendo una colonia a cuya soberanía España no renuncia, el resultado es que se ha dado a Fabian Picardo un rango del que carece, convirtiéndolo aun sin pretenderlo en un interlocutor válido. De igual a igual. La alternativa no pasa por romper vínculos con Gibraltar, tal y como suele sugerir con tono revanchista la derecha ultramontana. Las relaciones de vecindad deben ser fluidas y, de hecho, es habitual que los alcaldes y otros representantes de la comarca mantengan conversaciones con sus homólogos de Gibraltar para resolver cuestiones domésticas, ya sea la gestión de las basuras que genera el Peñón o las colas vehículos en la Verja, pero nunca deben salir de ese ámbito.

Más allá de episodios como el narrado, las negociaciones del Brexit siguen activas. Hasta el momento han servido para resolver algunos "irritantes", tal cual ha sucedido con el Tratado Fiscal, pero aún quedan otros asuntos: la mejora de la colaboración policial, un control aduanero más efectivo, los derechos de los trabajadores transfronterizos y la protección del medio ambiente siguen a la espera de respuestas satisfactorias por parte de las autoridades yanitas. No apartemos la atención de lo que realmente es importante porque es en esos asuntos donde ahora nos jugamos parte de los cuartos y de nuestro futuro.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios